Tribunales

Caso Maje: las claves del juicio por el crimen de Patraix

Un jurado popular juzga desde este miércoles en Valencia uno de los asesinatos más mediáticos de los últimos años

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Imagen de Maje y Antonio el día de su boda. En el círculo, Salva, el amante de ella ABC
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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Antonio Navarro salió de su casa como cada día para coger el coche e ir al trabajo. Pero aquel miércoles de agosto alguien le estaba esperando en el garaje para acabar con su vida. El conocido como crimen de Patraix pronto se convirtió en un rompecabezas al más puro estilo de novela negra, con Valencia como telón de fondo.

A partir de este miércoles y durante trece días, un jurado popular deberá dilucidar si la mujer de la víctima, María Jesús, conocida como Maje , y a su amante, Salva, planificaron y llevaron a cabo el asesinato a puñaladas del ingeniero en 2017.

Lo que en principio se investigó como un robo, medio año después desembocó en un entramado mediático en el que se bautizó a la procesada como la «viuda negra de Patraix» . Los dos acusados llevan en prisión desde enero de 2018.

La Fiscalía reclama una pena de 22 años de prisión para la esposa de la víctima -con el agravante de parentesco- y 18 para el supuesto autor material del crimen. Además solicita indemnizaciones de 250.000 euros para los padres y el hermano del fallecido.

Maje y Antonio, de 26 y 37 años en ese momento, se casaron en septiembre de 2016. Antes y durante el matrimonio ella mantuvo una relación paralela con cuatro hombres , entre ellos, Salvador, uno de sus compañeros en el hospital en el que trabajaba de enfermera, veinte años mayor que ella.

Esa relación causó en Salva, según el escrito de acusación del fiscal, «una situación de intenso enamoramiento y dependencia emocional hacia la acusada » quien, a lo largo de sus encuentros, le hizo partícipe «de los problemas que decía tener con su esposo, incluyendo episodios de violencia». Tanto es así, que cuando todavía no había cumplido un año de casada, lo convenció para matar a su marido el 16 de agosto de 2017.

Seis puñaladas mortales

«En los días previos a la fecha acordada, el acusado se ausentó de Valencia con su familia» -estaba casado y tiene una hija-, mientras que, la noche anterior, ella envió un whatsapp a su marido explicando que estaría de guardia en el hospital en el que trabajaba como enfermera y, por tanto, dejaría libre la plaza de aparcamiento en el garaje .

De ese modo se aseguró de que él aparcara en el lugar en donde, a la mañana siguiente, le estaría esperando su cómplice. «Puxi. Ya en el hospital. Goza esa empanada hecha con amor» , le escribió. Pero en lugar de estar de guardia, la acusada durmió esa noche con otro de sus amantes.

Antonio aparcó su coche de empresa en la noche del 15 de agosto. A la mañana siguiente, «siguiendo el plan convenido con la acusada», Salvador entró en el garaje muy temprano con una mochila donde llevaba un cuchillo, unos guantes y una toalla .

Cuando Antonio acudió a la plaza para recoger el vehículo se vio sorprendido por el ataque del acusado, quien «salió de su escondite, le abordó rápida y sorpresivamente esgrimiendo el cuchillo y, estando frente a él, se lo clavó repetidamente en seis ocasiones ». Las heridas en el corazón y los pulmones provocaron la muerte a la víctima en el instante.

Siguiendo con el relato del fiscal, sobre las 13.30 horas del mismo día, antes de que fuera descubierto el cadáver, «los dos acusados se reunieron más de una hora en el domicilio de Valencia de una hermana de la acusada, ausente en esos días. Allí el acusado le relató los detalles de la acción homicida».

«Durante ese encuentro, la acusada envió mensajes de texto mediante la aplicación Telegram» al amante con quien había pasado la noche anterior «proponiéndole relaciones sexuales para esa noche». El cuerpo de Antonio lo encontró un usuario del aparcamiento dos horas más tarde .

Imagen de la detención de Salva el 18 de enero de 2018 JUAN J. MONZÓ

La trampa

En ese momento, la Policía todavía no conocía la existencia de Salva. De hecho, la investigación quedó en punto muerto hasta que sus declaraciones cruzadas ante los agentes y el descubrimiento de varias relaciones extramatrimoniales -con hasta tres teléfonos distintos- convirtieron a Maje en la principal sospechosa .

Hasta entonces, la viuda contestaba a las llamadas de familiares desconsolada por la muerte de su esposo, al mismo tiempo que mostraba su alegría en una conversación con una amiga, a la que afirmó que se sentía liberada.

Todo se tuerce cuando una llamada entre ella y Salva pone el foco sobre ambos y la Policía decide tenderles una trampa. El hermano de Antonio llama a su cuñada y le dice que las autoridades ya han identificado al autor del crimen.

Maje vuelve a contactar con su amante, nerviosa. Él la tranquiliza. Se cree a salvo y piensa que no lo estan investigando. Los dos procesados se citan en una cafetería y dan pie a su detención con el último detalle que faltaba: los agentes confirman que Maje entregó las llaves del garaje a Salva .

Salva se erige como el único responsable del crimen para proteger a Maje. Ella, aunque en un primer momento se derrumba y da a entender que participó en el asesinato, culpa a su amante ante el juez . Sin embargo, el acusado también cambia su versión de los hechos meses después al enterarse de que compartía a Maje con otros hombres.

El amante herido confiesa que el plan lo diseñaron los dos, que ella le dio las llaves del garaje y que acordaron que él se cambiaría el estado de Whastapp cuando hubiera matado a Antonio para que Maje lo supiese. Además, conduce a los agentes hasta el pozo ubicado en una finca de su propiedad en Ribarroja del Turia en el que había escondido el arma del crimen: un cuchillo de 24 centímetros .

La investigación empezaba a cerrarse, pero todavía quedaba una pregunta en el aire: ¿qué lleva a dos personas con una vida aparentemente normal a cometer un acto tan cruel?

El móvil del crimen

A partir de las escuchas telefónicas, del testimonio de los amantes de Maje y de las cartas que los acusados se han intercambiado en prisión, los investigadores han intentado buscar los distintos motivos que precipitaron el desenlace fatal.

El móvil de Salva pasa por liberar a su amada de un hombre que no la hacía feliz . El de la esposa de la víctima es más complejo. Maje sabía que si se separaba de Antonio perdería el piso que habían adquirido juntos en el barrio de Patraix de Valencia: él aportó 90.000 euros y ella otros 20.000. Además, la pensión de viudedad que le quedó rondaba los mil euros.

Un juicio mediático

El juicio se desarrollará en la sala Tirant de la Ciudad de la Justicia de Valencia entre el 14 y el 30 de octubre , fecha en la que se espera que los nueve miembros del jurado popular anuncien su veredicto.

A lo largo de las trece sesiones previstas inicialmente, se interrogará a los acusados, se escucharán las grabaciones de sus conversaciones e intervendrán más de 60 personas , entre testigos y profesionales de la Policía y la Guardia Civil.

La sentencia pondrá fin a una historia que traspasó la barrera de lo local y ha ocupado muchas páginas en los periódicos y horas de televisión en todo el país durante estos tres años.

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