Carne roja

Seguro que lo han oído. Y si no, deberían. La Organización Mundial de la Salud , esa que hasta 1990 calificaba a los homosexuales de enfermos mentales, o que vaticinó en 2010 un apocalipsis estilo «The Walking Dead» por la gripe A -y forzó a los gobiernos occidentales a gastar miles de millones de euros en antídotos que nunca se usaron-, dice ahora que la carne roja es malísima y que los embutidos del Bierzo son más cancerígenos que fumarse un cartón de tabaco negro al día.

La misma semana que la organización sanitaria lanzaba esta terrible advertencia, se aprobaban aquí los Presupuestos para 2016 . Y la Conselleria de Agricultura del Consell que preside Ximo Puig, que no debe de dar demasiado crédito a las advertencias apocalípticas de la OMS -razones no les faltan, desde luego-, decidía incluir en sus cuentas una partida de 140.000 euros en forma de subvención directa y nominal para la empresa «Carns de Morella SL» . Un matadero de capital mixto donde abunda la carne roja.

No sean malpensados. Que el único matadero de la Comunidad Valenciana que recibirá una subvención directa de la Generalitat el próximo año esté en la localidad de la que fue alcalde durante 17 años el hoy presidente autonómico no es más que una casualidad. Ya lo dijo la consellera Elena Cebrián en las Cortes el pasado jueves: «Ha sido en Morella, pero podría haber sido en cualquier otro municipio» . Porque lo importante era subvencionar a un matadero, el que fuera, para poner en marcha un proyecto piloto de ganadería ecológica. ¿Por qué no en Morella, la localidad a la que regresa a pasar los fines de semana el Molt Honorable? Pues eso.

Que el matadero fuera creado por el Ayuntamiento precisamente cuando Ximo Puig era alcalde de Morella -una ciudad preciosa de muy recomendable visita, por cierto- no es más que otra afortunada casualidad. No hay detrás ningún interés, oiga. El presidente, «evidentemente» (como él mismo dijo a preguntas de ABC) no ha tenido nada que ver en la decisión . Todo casual.

También es casual -y en el Ayuntamiento de Morella que presidía Puig hasta 2012 y los cooperativistas que forman parte de «Carns de Morella» se tienen que estar aún frotando los ojos, para convencerse de que la feliz causalidad es auténtica- que la ayuda de 140.000 euros llegue cuando el matadero se encuentra en situación de quiebra técnica , con más deuda que patrimonio. Y, mecachis, casual es también que las deudas a corto plazo de «Carns de Morella» sean de 137.000 euros, un agujero que coincide al milímetro con la ayuda recibida de las arcas públicas que llenamos con nuestros impuestos todos los valencianos, desde Morella hasta Orihuela.

Todo este cúmulo de casualidades, que como tal no merece mayor explicación por parte del Consell -aparte de enviar a las Cortes Valencianas a un secretario autonómico para que conteste la pregunta que debería responder el presidente-, llega justo cuando la empresa felizmente elegida lleva meses sin pagar a sus empleados . Que eso también es una casualidad.

Ximo Puig puede intentar convencernos de que en realidad, que él fundase y presidiese «Carns de Morella» no tiene nada que ver con que este matadero haya sido el elegido para un proyecto piloto que nadie sabe muy bien en qué consiste. Y que la ayuda de 140.000 euros no tiene nada que ver con las deudas a corto plazo de 137.000 euros que arrastra la firma. Puede intentarlo. Otra cosa es que los valencianos compren la teoría de la casualidad.

Igual que la OMS puede intentar convencernos de que no volvamos a comer jamón ni embutidos. Otra cosa es que le hagamos caso y desterremos la carne roja, como la que se trabaja en «Carns de Morella», de nuestra dieta.