José Font - Los cuadernos de Napoléon

Cañizares

«¿Quién es el presidente de la Generalidad Valenciana para advertir, aconsejar o reprimir sobre cuestiones de fe?»

El cardenal Antonio Cañizares, en una imagen de archivo ROBER SOLSONA

JOSÉ FONT

Vísperas de Corpus, la Festa Grossa de nuestra ciudad. Últimamente en la capital del Turia es el pueblo fiel a sus tradiciones el que se encarga, con poca o ninguna ayuda gubernamental del Consistorio o de la Autonomía, de dar esplendor a la correspondiente festividad religiosa. El entusiasmo de la ciudadanía choca con los nuevos dirigentes valencianos que no consiguen ni apagar ni hacer desaparecer el fervor católico en las calles de Valencia.

Nunca he sido partidario de la defensa a ultranza de la curia española. Otro capítulo aparte merecería la opinión que tengo sobre los obispos españoles, los verdaderos culpables de haber vaciado los bancos de las iglesias en España. Pero una de las cosas más detestables para mí que ocurren en la actualidad es el manido discurso rancio anticlerical de la izquierda española.

El cardenal Cañizares habla siempre como pastor de la Iglesia de Valencia, y lo hace dirigiéndose a todos los católicos de esta gran e histórica Archidiócesis . Tanto a los que asistimos a misa –que nos debe importar mucho todo lo que el arzobispo de Valencia tiene que decirnos-, como a los más reacios al encuentro parroquial dominical (los mal llamados no practicantes) pero que sin embargo están bautizados y forman parte de la Iglesia y no quieren tampoco desvincularse activamente de ella. ¿Pero a los demás? ¿Por qué les choca el mensaje de la Iglesia Católica de Roma? ¿Por qué cada vez que un prelado, un purpurado, un príncipe de la Iglesia expone un tema se produce un aumento de la animadversión de ciertos políticos hacia el Cristianismo de este país? ¿Nos preocupan acaso las palabras del presidente de las fábricas de botones de nácar? ¿Puede influir en nuestra vida la opinión del defensor del Ornitorrinco? ¿Van a cambiar nuestros hábitos si damos la primera página de los diarios a los comentarios de un cantante de verbenas de verano en nuestro pueblo natal?

Para bien o para mal, la Iglesia Católica, con la Conferencia Episcopal a la cabeza y el clero español como brazo ejecutor, no tiene la influencia que tenía en la vida social de nuestro país desde hace ya décadas. Las procesiones, la Semana Santa y toda manifestación y exhibición pública de la fe en nuestra nación, forman ya parte del verdadero ser español, de su cultura y de la tradición más sagrada. Algo, como he explicado en el principio, de lo que se encargan los laicos con sus asociaciones, cofradías, hermandades... el pueblo tiene la fuerza y por lo visto, el pueblo español sigue impulsando independientemente de las cartas pastorales de los obispos de turno, o el respaldo de los gobiernos locales, regionales, provinciales…

Por ello no logro entender qué más le dará a Ximo Puig lo que diga o deje de decir un cardenal, sabiendo que un jerarca eclesiástico se basa en la coherencia, en la continuidad dogmática, en la alabanza del mensaje de Cristo. Nada nuevo bajo el sol. ¿De qué se asombra pues el Molt Honorable? ¿Quién es el presidente de la Generalidad Valenciana para advertir, aconsejar o reprimir sobre cuestiones de fe, máxime cuando él no asiste a los actos de la Virgen de los Desamparados, ni siente emoción ni respeto por el sentimiento del pueblo al que representa? ¿Por qué hacerse eco de lo que diga un jefe espiritual de una diócesis? ¿O es que acaso siente la necesidad de escorarse a la extrema izquierda para rascar votos podemitas , continuando así un plan diabólico para desnaturalizar a Valencia y a España? Ximo acusa a Cañizares de enfrentar a la sociedad. Ximo se ha olvidado de la verdadera confrontación ciudadana traducida en viejas guerras de banderas, de la lengua y de la cultura, que cada día se vuelve más beligerante desde su llegada al poder en el Palacio de la calle Caballeros.

Los enemigos actuales de España y de su marco legal constitucional -la izquierda vendepatrias y el nacionalismo periférico- están en guardia, necesitan seguir luchando contra la Iglesia, la Monarquía, el ejército y los valores tradicionales, porque saben que haciéndolo así acabarán con la esencia de España, y más tarde con el país.

¡Ximo, a lo suyo, haga el favor! De corazón le digo que no se le da bien jugar a la política en mayúsculas como dicen los cursis. Lo hemos visto recientemente, como ya pronosticamos desde ABC Comunidad Valenciana, usted iba a quedar muy mal en su partido y con Pedro Sánchez . De verdad, dedíquese a gestionar. Pague a las farmacias, a las empresas de transporte escolar, deje que los padres elijan libremente a qué colegio llevar a sus hijos, deje también que su eminencia Don Antonio Cañizares tenga la libertad de manifestar su opinión, que no ha variado en la institución a la que representa en los dos últimos milenios. Señor Puig, deje en paz al mundo e intente hacer su trabajo. Gracias.

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