Reportaje
El calvario judicial del albañil que perdió los 6,5 millones que ganó en la Bonoloto
Paco Guerrero no logra vencer el último asalto en los tribunales tras tres sentencias en las que el banco tuvo que devolverle parte del dinero del premio que invirtió en fondos tóxicos
En directo | Última hora del coronavirus y la desescalada en la Comunidad Valenciana
Seis aciertos en la Bonoloto convirtieron en millonario a un albañil de Castellón el 14 de diciembre de 2005. Quince años después, arruinado y viviendo de okupa en la que fue su casa, sigue su periplo por los juzgados en busca de subasanar una cadena de errores propios y mentiras ajenas que le llevaron a perder un premio de casi seis millones y medio de euros .
Paco Guerrero -«totalmente ignorante en cuestiones financieras»- invirtió parte del dinero a su nombre y parte al de sus cinco hijos -600.000 euros para cada uno- en unos fondos del Banco Santander que creyó que eran a plazo fijo, cuando en realidad eran productos tóxicos de alto riesgo .
Pero de eso no se dio cuenta, según su versión, hasta 2009, cuando fue a sacar «30.000 euros para una operación de rodilla y me dijeron que no tenía dinero. Se me cayó el mundo encima». Así lo relataba él mismo hace unos años: «Yo firmaba, porque me fiaba, me invitaron varias veces a comer y luego me llevaban al banco a firmar, con dos copas de vino, iba embalado y firmaba lo que me decían . A día de hoy no sé todavía lo que firmé, no sé ni pronunciarlo».
Ahora, a sus 66 años, ha conseguido que la justicia le dé la razón tres veces. La entidad financiera tuvo que devolverle en 2016 1,06 millones de euros invertidos en esos productos «complejos». La sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 4 de Castellón aseguraba que el banco mostró « incongruencia y contradicción al afirmar que el contratante tenía experiencia y conocimiento suficiente para llevar a cabo la inversión contratada».
Mismos argumentos -quedó acreditado que hubo «vicio en el consentimiento» en la contratación de esos productos financieros- con los que sus hijos consiguieron recuperar 1,2 millones más en 2019.
También en febrero de 2020, Guerrero logró que la entidad bancaria le pagará cerca de 163.000 euros -46.675 a él y el resto a dos de sus hijas- en concepto de daños y perjuicios , al no haber informado a su cliente del riesgo real de la inversión.
La entidad financiera tuvo que devolverle en 2016 1,06 millones de euros invertidos en productos «complejos»
Sin embargo, como lo invertido generó otras deudas -tuvo incluso que hipotecar su vivienda- el patrimonio y las cuentas de Guerrero siguen «lastradas» , a pesar de haber recuperado parte del premio, por la «ingeniería financiera» a la que había sido inducido con préstamos con altas amortizaciones a las que tuvo que hacer frente.
El banco «ha destruido mi vida» -explicaba a EFE hace unos meses- al tiempo que indicaba que se sentía víctima de un «robo y un engaño» y ya no tenía «ánimo para luchar», aunque su entorno y su psiquiatra le animaban para que aguantara un último asalto judicial del que este martes se dictó sentencia.
Primer varapalo en los tribunales
El Juzgado de Primera Instancia número 8 de Castellón ha desestimado la demanda por la que Francisco reclamaba 1.556.234 euros de indemnización al Santander en concepto de daños y perjuicios por una supuesta mala praxis financiera.
La sentencia descarta que la entidad incumpliera con su deber de dar una información clara y no engañosa
Guerrero atribuía a una falta de diligencia y a un mal asesoramiento de la entidad las cuantiosas pérdidas económicas que le ocasionaron desde el año 2007 la suscripción de determinados fondos de inversión, la contratación de un préstamo personal y de seis pólizas de crédito a favor de su empresa promotora, así como dos procedimientos de ejecución hipotecaria.
Sin embargo, la magistrada considera que los daños y perjuicios ahora solicitados deberían haber sido planteados en el pleito que ganó hace ya cuatro años -al incumplirse el contrato de asesoramiento que el cliente firmó con el banco-.
Además, la sentencia descarta que la entidad incumpliera con su deber de dar una información clara y no engañosa en la contratación de unos fondos de inversión -que no son un producto excesivamente complejo, como ocurre con las participaciones preferentes-, y su único riesgo consistía en su conversión en acciones del banco y su dependencia de la «volatilidad del mercado».
La juez puntualiza, por otro lado, que los préstamos contratados por la empresa constructora del demandante quedaban excluidos del contrato de asesoramiento financiero suscrito con el banco, mientras que los procedimientos de ejecución hipotecaria son atribuibles a las decisiones de los órganos de administración de la propia mercantil y a la crisis del sector inmobiliario.
Con todo ello, los representantes legales de Paco Guerrero han confirmado que recurrirán esta sentencia ante la Audiencia Provincial. «Estoy muerto en vida», decía él a las puertas de los juzgados de Castellón el pasado mes de marzo. Su viacrucis por los tribunales todavía no ha terminado.