Joaquín Guzmán - CRÍTICA MUSICAL

Un Bruckner de mucha altura

«El maravilloso adagio fue construido piedra a piedra como una enorme catedral»

Imagen de Yaron Traub durante una comparecencia de prensa MIKEL PONCE

JOAQUÍN GUZMÁN

A lo largo de los años que Yaron Traub lleva al frente de la Orquesta de Valencia hemos podido observar que el director israelí siente especial afinidad por la música posromántica y dentro de este mundo Strauss y Bruckner son compositores marca de la casa. Ya en la presentación habitual el director confesó su inclinación personal por la música sinfónica del autor austriaco. Traub no defraudó sino todo lo contrario . Mostró una especial implicación con una dirección sentida, y muy interiorizada. Podemos decir, tras la magnifica interpretación que brindó hace años de esta misma partitura, en esta ocasión fue más allá si cabe. Me llamó la atención la capacidad para moldear el sonido que manaba de la masa orquestal según el momento del discurso, a través de un conciso y variadísimo estudio de las dinámicas. A estas alturas, Traub logra extraer prácticamente toda esencia que hay tras los pentagramas lo cual ya es decir mucho. El discurso no decae en ningún momento, consiguiendo esa continuidad sinfónica que milagrosamente no se quiebra tras los silencios de cada transición.

Los climax están presentados de forma modélica hasta esas mesetas extáticas tan propias de Bruckne r y el fraseo es auténtico, sin dobleces. Da la sensación de que Traub está muy cerca de conseguir su visión ideal de esta inacabable partitura . Sin destacar ningún movimiento por encima de otro, el allegro moderato fue la carta de presentación de las intenciones de Traub, el Scherzo fue de una coherencia absoluta y de sonido rotundo casi germánico, el maravilloso adagio fue construido piedra a piedra como una enorme catedral, para acabar con un intenso finale construido a base de acumulación de motivos. El inicio coda consiguió ese suspense emocional por medio del contrapunto que logra que nos conmovamos con esa suerte de recapitulización. Traub aquí se permitió controlar el volumen de los metales, algo pocas veces escuchado, para hacer más presentes a las cuerdas y lograr redondear el sonido de los últimos compases.

La orquesta de Valencia estuvo realmente magnífica, plegándose a los designios del director

Joaquín Guzmán

La orquesta de Valencia estuvo realmente magnífica, plegándose a los designios del director siendo capaz en todo momento emitir el sonido con el equilibrio entre familias deseado, gracias a una concentración que no decayó en la hora y media larga. Destacar como, no podía ser menos, Javier Eguillor a los timbales, especialmente en el movimiento de cierre, la trompista María Rubio, especialmente en el scherzo. Muy bien también Salvador Martínez en sus importantes cometidos, a la flauta.

En la primera parte se ofreció una obra diametralmente opuesta. El concierto de Aranjuez tiene poca presentación. La versión ofrecida fue en tono camerístico por el número de comparecientes. El joven guitarrista Hugo Moltó, se expresó con un sonido un tanto pequeño y algo tímido, pero se le apreció una pulsación y digitación segura y un fraseo con mucha clase.

Ficha

Viernes 23 de octubre

Palau de la Música de Valencia

Obras de Anton Bruckner y Joaquín Rodrigo

Hugo Moltó Medina, guitarra española

Orquesta de Valencia

Yaron Traub, director musical

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