Cristina Seguí - EL CSEGUÍ
La bacanal clientelar del prócer del bienestar social
«Jordi Peris ha mandado al paro a seis trabajadores del anterior gobierno para recolocar a siete afines ideológicos»
¿En tu casa o en la mía? Es la típica frase zafia y gris que condena el arte del cortejo al intercambio carnal en el pasillo cutre de un bar. Sabrán ustedes disculparme la procacidad de la alegoría, pero ese es precisamente el nivel de concupiscencia ética demostrada en las últimas semanas por el actual portavoz municipal de Valencia en Comú, Jordi Peris , cuya oportunidad en la política le vino de la mano del PSOE tras las elecciones del pasado mes de mayo . Comicios que, a tenor de los últimos acontecimientos, han recuperado épocas anteriores de feudalismo instituciona l en manos de los actuales inquilinos del Ayuntamiento de Valencia. Ese mismo feudalismo que convertía las fundaciones públicas en tierras de usufructo para los amigos y con una oposición cuya fidelidad era la debida por un vasallo.
Tras los nueve meses de gestación de la erótica del poder del Cap i Casal, ha nacido un nuevo Peris distinto al que hasta hace bien poco recorría las calles con el tirorí del “afilador” de la credibilidad institucional y que ahora, sin embargo, ha puesto en marcha las politiqués mafiosas de barra de bar para transformar las políticas públicas en auténticas bacanales clientelares a costa de aquella ciudadanía que venía a rescatar y cuya dignidad, al parecer, puede ser expoliada siempre y cuando sea con cariño y desde la legitimidad que da el arte del dominio de la retórica proletaria, que parece haber firmado un cheque en blanco al edil de la marca hacendada de Podemos.
Jordi Peris es, además, un hombre hecho a sí mismo. Uno de esos que James Corbyn bautizaría como un socialdemócrata Self made . Auto investido como Honoris Causa. Del Honoris de toda la vida. Del de los prócer defensores de la dignidad ciudadana que se sacan el carnet con en algún curso rápido que enseña dogmas irrefutables sobre el bienestar social y que, probablemente, aprendió como aplicado guacamayo de la Amazonía socialdemócrata . Aquel que repite el concepto de la redistribución de ricos a pobres como argumento imbatible y ve en ello una oportunidad para vaciar el bolsillo de víctimas desorganizadas y llenar el de grupos organizados furtivamente entorno a fundaciones públicas que él mismo se ha dedicado a engordar con amigos y ligues de taberna al albor de su cargo y a través de tres matrices: Innddea, Valencia Crea-Las Naves y el Observatorio del Cambio Climático.
En ellas, Peris ha mandado al paro a seis trabajadores del anterior gobierno para recolocar a siete afines ideológicos y víctimas del despanzurramiento de Esquerra Unida, mediante el amaño de convocatorias públicas construidas a su medida y cuyos criterios de elección han sido publicados en medio del aparente proceso de elección. ¿Acaso está justificado contratar a más personal del que se despidió alegando que había que reestructurar estas empresas públicas? Háganse la pregunta.
La gran paradoja es que, previo a su llegada, Jordi Peris y su partido diseñaron una medida estrella en su programa de choque para el rescate de la ciudadanía, sumida entonces y según ellos en plena marejada de emergencia social. Una especie de divisa que Valencia en Comú tatuaba en la grupa de las empresas que aspiraban a trabajar con el Ayuntamiento obligándolas a plegarse a los designios fácticos y que en ningún caso tenían nada que ver con el abaratamiento de costes a la sociedad. Un sello de calidad para empresas que fueran precursoras de empleo digno y de calidad garantizando los derechos fundamentales de sus trabajadores y garantizando la igualdad entre hombres y mujeres.
Mientras, el delirio de este edil somete a empresas que crean riqueza y empleo a la supremacía política de quien jamás creó un solo puesto de trabajo. Mientras este edil diserta sobre los derechos fundamentales de los trabajadores, los transgrede al violar su derecho a aspirar y participar en igualdad de condiciones en un proceso de selección. Y mientras este edil traza la línea divisoria entre hombres y mujeres con la prosa vaginista de la desigualdad, coloca a Sara Verdú, integrante de su formación, a través de una convocatoria diseñada especialmente para ella. No por tener vagina, claro está, sino por tenerla asociada a la liga feminista de Valencia en Comú.
Espero que, por el bien de los valencianos, el alcalde Joan Ribó explique a su edil cual es el camino de vuelta a casa , exigiéndole sin más dilación su dimisión inmediata.