Tribunales

La Audiencia de Valencia absuelve a Consuelo Císcar y al hijo de Rueda por la compra de obras del IVAM

El tribunal considera que las esculturas póstumas eran auténticas y tampoco aprecia delito en la conducta del exdirector económico del museo público valenciano

Imagen de archivo de la exdirectora del IVAM Consuelo Císcar durante el juicio en la Audiencia de Valencia MIKEL PONCE
Toni Jiménez

Toni Jiménez

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La Audiencia de Valencia ha absuelto a la que fuera directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) entre 2004 y 2014, Consuelo Císcar , al exdirector económico de este museo público, Juan Carlos Lledó, y a José Luis Rueda , hijo del escultor Gerardo Rueda, de delitos continuados de prevaricación, falsedad, malversación y estafa.

El tribunal no aprecia en la conducta de los acusados «el requisito del engaño», pues las obras póstumas del escultor fallecido en 1996 vendidas a la pinacoteca pública por parte de su heredero eran «auténticas » y el precio que se pagó por ellas «fue acertado o en su caso muy beneficioso para el IVAM».

La institución adquirió en diciembre de 2004 y marzo de 2006, mediante la firma de dos contratos, ocho esculturas de Gerardo Rueda por 2,9 millones de euros, al tiempo que recibió la donación de otras 90 obras del mismo artista. Todas las piezas compradas y la mayor parte de las donadas fueron fabricadas tras la muerte del autor.

La sección quinta, a la vista de lo manifestado por los peritos durante el juicio y el examen de diversos documentos, concluye que las reproducciones vendidas al IVAM por José Luis Rueda son auténticas y deben ser atribuidas a Gerardo Rueda, pues éste autorizó a su hijo a que pudiera convertir tras su muerte sus esculturas en obras monumentales mediante el cambio no solo de las medidas sino también del material.

«De las cartas firmadas por el artista se desprende de forma indubitada la voluntad de éste de que su heredero pudiese disponer como propias de las obras », precisan los magistrados. «No cabe duda pues de que las obras adquiridas por el IVAM en sus compras y donaciones de los años 2004 y 2006 son obras artísticas creadas por Gerardo Rueda, cuyo derecho se ha transmitido por disposición mortis causa a su heredero», agregan.

La resolución judicial analiza detalladamente los diferentes delitos que la Fiscalía y las acusaciones atribuían a los encausados para concluir que no hay pruebas de que cometieran ninguno de ellos.

Así, respecto de la prevaricación administrativa, la Sala considera que la actuación de Consuelo Císcar no incumplió ninguno de los requisitos legales en materia de la celebración de contratos por las administraciones públicas. En cuanto al delito de malversación, señala que ninguna de las acusaciones imputa a los acusados «una distracción de caudales públicos, entendido como apropiarse de los mismos o destinarlos a un fin distinto del previsto».

«No se discute que el Instituto Valenciano de Arte Moderno es una institución que tiene como fin propio la adquisición de obras de arte y los acusados destinaron los fondos públicos a tal fin, esto es, a adquirir obras de arte del escultor Gerardo Rueda, cuestión distinta es que el precio que abonaron por tales obras sea acertado», puntualiza el tribunal.

Por otro lado, la Audiencia entiende que el heredero del escultor no tuvo voluntad de «enriquecerse de forma injusta o desmesurada» , sino que su intención fue «cumplir la póstuma voluntad de su padre», que deseaba que una parte importante de sus obras residiera en el IVAM.

Respecto al delito de falsedad documental, la sentencia recoge que la existencia de un acta de la comisión de adquisiciones del museo sin que conste que esta comisión se reuniese «carece de naturaleza delictiva», ya que «la alteración de la verdad no afecta a la tramitación del expediente administrativo de compra de la obra El Gran Relieve».

Tampoco se aprecia ninguna irregularidad en el segundo contrato firmado entre ambas partes, «donde la comisión sí se celebró, si bien se incluyó en el acta de una reunión anterior», pues ello carece de «trascendencia jurídica».

Para finalizar, la Sala descarta la comisión de un delito de estafa, pues no aprecia que en la conducta de los acusados «concurra el requisito del engaño». «Lo que José Luis Rueda vendió al IVAM fueron obras auténticas de Gerardo Rueda», reiteran los magistrados, según los cuales la actuación de los acusados « no estuvo movida con la intención de defraudar , pues no había motivo para ello» y el precio abonado por las obras «fue acertado o en su caso muy beneficioso» para el museo.

La sentencia, notificada este viernes a las partes, puede ser recurrida en casación ante el Tribunal Supremo . El juicio se desarrolló en una decena de sesiones durante el mes de noviembre, en las que los tres procesados defendieron la legalidad de las operaciones y comparecieron alrededor de sesenta personas, entre peritos y testigos.

Los acusados se enfrentaban a penas de entre cinco y seis años de prisión, a petición de la Fiscalía, y de hasta doce según reclamaba la acusación popular ejercida por la asociación Acción Cívica. Anticorrupción consideraba que Consuelo Císcar y José Luis Rueda urdieron un plan para «beneficiar ilícitamente» al heredero universal del pintor madrileño con la colaboración del entonces responsable financiero del organismo autónomo de la Generalitat Valenciana. Un desfalco que cifraba en alrededor de cuatro millones de euros .

Se trata de la última pieza abierta por las presuntas irregularidades en la entidad. La principal terminó con un acuerdo entre las partes el pasado mes de septiembre.

La directora del museo entre 2004 y 2014 reconoció que había utilizado recursos del centro de artes para promocionar la carrera de su hijo, Rafael Blasco, conocido como ‘Rablaci’. Císcar admitió la malversación y aceptó la pena de un año y medio de cárcel y una multa de 75.000 euros.

Además, la juez archivó en 2018 la pieza en la que se investigaban las cuentas bancarias en Estados Unidos de Císcar y de su marido, el exconseller del PP Rafael Blasco, condenado por otro caso de corrupción. Estas pesquisas también se dirigían contra el hijo artista de ambos y las dos hijas de la exdirectora del museo.

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