Javier Molins - EN TERCERA PERSONA
El artista que quería diseccionar el alma
Los tres artistas habían creado un estilo propio alejado de las corrientes artísticas de la época
La actualidad expositiva de Madrid, ese nuevo barrio que se encuentra a una hora y media de distancia del centro de Valencia, llenaba actualmente un hueco que siempre habían presentado las colecciones museísticas españolas : la pintura internacional de finales del siglo XIX y principios del XX.
Tres ejemplos venían a llenar ese vacío y, precisamente, ninguno era del Impresionismo, el movimiento más conocido de ese período de tiempo en el que tantas cosas sucedieron en el mundo del arte. Se trataba de Munch en el Thyssen, Kandinsky en el palacio de Cibeles y Bonnard en la Fundación Mapfre . Los tres artistas habían creado un estilo propio alejado de las corrientes artísticas de la época y merecían un lugar destacado en la historia reciente del arte. El peso de una obra icónica como era "El grito" había eclipsado en cierta parte el resto de la obra de Munch. En el caso de Kandinsky, había sido el hecho de ser uno de los creadores de la abstracción lo que había producido que esa etiqueta pesara como una losa sobre el resto de su producción. Y en cuanto a Bonnard, la ausencia de una obra icónica es lo que quizás había impedido que fuera un autor más conocido por el gran público.
Los tres habían aportado su granito de arena al devenir del arte pero, sin duda alguna, la contemplación de estas tres exposiciones se saldaba con una clara victoria de Edvard Munch . Este pintor noruego había destacado como pintor de las emociones, pero lo que uno podía comprobar al contemplar sus obras al natural es que poseían unos colores y una luz que no podían reproducirse en ningún catálogo ni ninguna pantalla de ordenador. Munch había llegado a lo más profundo del ser humano y lo había hecho con un estilo y una técnica muy avanzada para su época. Al fin y al cabo, como él mismo dijo, " como Leonardo da Vinci diseccionó cadáveres y estudió los órganos internos del cuerpo, yo intento diseccionar el alma". Una sencilla frase que resume muy bien la clave de todo el arte moderno.