Vicente Ordaz - EL FARO
Armani viene poco por Valencia
«Lo de este jueves de Bonig a Oltra fue un mensaje directo, un “nosotros también sabemos hacerlo”»
He de reconocer que no pensaba que volvería a escribir sobre las camisetas en Las Cortes tan pronto . Ayer regresaron, aunque no fue como de costumbre, la llevaba Isabel Bonig , en la mano que no puesta. Censuré la época en la que Oltra puso las camisetas de moda, y no me gustó la escenificación de ayer, Las Cortes están o deberían para otra cosa. Más allá de la escena, lo de ayer de Bonig a Oltra fue un mensaje directo, un “nosotros también sabemos hacerlo”, si las reglas son estas “vamos a jugar con las mismas armas”, y vistos los rictus de algunos diputados de PSPV y Compromís, la escenificación hizo poca gracia, Bonig sorprendió. La lideresa del PP valenciano va en serio y en ese terreno se sabe mover. Nos divertiremos.
Y siguiendo con cuestiones de vestimenta,, si hay alguien con suerte en la vida ese es el Concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Valencia y Presidente de la Junta Central Fallera Pere Fuset . En menos de dos semanas ha pasado de organizar el mayor incendio que se conoce en el mundo fallero con las normas de vestuario para las falleras mayores y sus cortes, a pasearse victorioso tras designar la Unesco a la fallas Patrimonio Cultural de la Humanidad . Le va bien. Han sido tan intensos los acontecimientos de las últimas semanas, alegres unos y tan tristes otros que ya nadie parece acordarse de una metedura de pata histórica.
Al respecto sólo se me ocurre una reflexión ¿A nadie le ha llamado la atención que se controle con tanto celo el vestuario de las falleras y tan poco el de los concejales del Ayuntamiento de Valencia? Resulta chocante que se obligue a firmar a las falleras un documento sobre el decoro y el buen vestir mientras nuestros representantes, compañeros de gobierno municipal de Pere Fuset, acuden a actos públicos con chanclas playeras, pantalones cortos de dudoso gusto o camisetas. Lo mejor de todo, es que a estos últimos nadie les obliga a irse a casa a cambiarse de ropa si se presentan “poco decorosos” como se pretendía hacer con las falleras, es más por lo visto y oído, hasta parece que se valora. Es triste, pero es así.