¡Aquí mando yo!

Si alguien pensaba que iba dimitir ya sabe lo que hay. El guión estaba escrito. Orgullosa, enérgica, segura y confiada, incluso desafiante en algunas fases de su comparecencia . Rita Barberá en estado puro, la de siempre . La escena de ayer, en la sala de prensa de Quart, pasaría por cualquiera de estos últimos años en los que fue la alcaldesa de España. Pero sólo es igual la fotografía en relación a aquel tiempo, el contexto ha cambiado y mucho desde sus días grandes como alcaldesa.

Rita Barberá, al igual que en Cope el pasado 29 de enero (hasta este jueves su única declaración pública desde que saltó a los medios la operación Taula) defendió su inocencia y la de los suyos, exprimió hasta el límite que la causa está bajo secreto de sumario para no dar una explicación de más, y dio las gracias a Mariano Rajoy por su defensa pública , al tiempo que volvía a disparar a la más que frágil linea de flotación del PPCV acusando de desleal a su Presidenta. No lo dijo de forma literal, no hacía falta. No sorprendió en nada, el guión conociendo a Barberá fue el esperado, la clave es lo que venga a partir de ahora.

La de ayer más allá del contenido, es otra demostración de fuerza de Barberá. Ella marca los tiempos, da igual lo fuerte que llueva, no importa por donde o de quién lleguen las presiones, Rita es la que decide. Aún así, el moviemiento de la senadora compareciendo ante los medios, sólo descomprime de presión a su amigo y presidente Mariano Rajoy durante un breve plazo de tiempo . Con sus palabras de ayer el PP gana tiempo, pero sólo hasta que el próximo 14 de marzo, día en el que debe levantarse el secreto de sumario de la pieza del Caso Imelsa que investiga al grupo popular en el ayuntamiento de Valencia. Llegado ese momento habrá que tomar la gran decisión. Si se mantiene la imputación del grupo, algo más que probable, los actuales concejales entregarán el acta y pondrán en marcha el mecanismo de cuenta atrás. En ese momento dará igual si hay suplicatorio o no, acreditación de aforamiento o no, la responsabilidad moral y política superará con creces a la judicial, y llegado ese punto, Barberá que siempre fue de los suyos, deberá dar un paso al frente, sin que nadie tenga que pedírselo.