PERFIL

Alfonso Rus, el todopoderoso barón caído en desgracia

Hiperactivo, amante de los coches deportivos y socarrón, dirigó con mano firme el PP de Valencia durante diez años

Una grabación donde supuestamente contaba billetes de una «mordida» precipitó su caída antes de las municipales

Alfonso Rus, en una imagen tomada durante su etapa al frente de la Diputación ABC

D. MARTÍNEZ

Alfonso Rus (Xàtiva, 1950) no parecía llamado a convertirse en barón provincial del PP, pero sin embargo las circunstancias y su habilidad para hacerse con el control del aparato del partido en la provincia de Valencia lo catapultaron a lo más alto, hasta que una grabación en la que aparecía supuestamente contando billetes -en teoría, provenientes de una presunta «mordida»- precipitó su caída en desgracia poco antes de las pasadas elecciones municipales.

Rus, nacido en una familia de comerciantes de la localidad valenciana, se vinculó pronto al desempeño de la política, aunque su prioridad fueron siempre sus empresas . En los ochenta pasó por AP y el CDS, para más tarde fundar un partido independiente en su pueblo y aspirar sin éxito a la Alcaldía en varias convocatorias. En 1995, el PP se fijó en su carisma y decidió ficharlo para convertirlo en su cabeza de cartel en la localidad. Arrasó. Fue la primera de varias mayorías absolutas que lo mantuvieron como alcalde durante dos décadas, hasta el pasado 24 de mayo. En todo este tiempo, nunca dejó de lado sus empresas, e incluso llegó a aspirar a la presidencia del Valencia C.F. antes de que lo adquiriera Peter Lim.

Menudo, amante de los habanos, los coches deportivos (que había dejado de exhibir en los actos de partido para no trasladar una imagen de opulencia en plena crisis económica) y con un humor socarrón, su peculiar personalidad lo convirtió pronto en un personaje muy popular en el PP y en la política valenciana . Rus, que siempre presumía de que el militante que avaló su alta en la formación de la gaviota fue el mismísimo Mariano Rajoy -por entonces, vicesecretario general del PP-, subió como la espuma en plena «guerra civil» entre los partidario del exministro Eduardo Zaplana y del expresidente valenciano Francisco Camps, a mediados de la década pasada. Su lealtad a Camps y su tirón entre las bases lo elevaron hasta la presidencia provincial del PP y la de la Diputación en 2007.

Rus fue, junto a Rita Barberá , uno de los máximos apoyos de Camps en sus peores momentos, en plena investigación del «caso de los trajes». Tras la caída del expresidente, se convirtió en una suerte de contrapoder a su sucesor, Alberto Fabra . Nunca hubo sintonía personal entre ambos, y Rus fue quien más crítico se mostró -en privado y en público- con la «tolerancia cero» de Fabra con los casos de corrupción.

El exdelegado del Gobierno, Serafín Castellano , trató durante años de socavar desde el Consell valenciano el poder orgánico de Rus en la provincia, sin éxito. El animoso alcalde de Xàtiva se pateaba la provincia pueblo a pueblo cada fin de semana, cerrando filas entre las bases de los municipios de la provincia. Y contaba con el favor de Rita Barberá en la capital. Finalmente, los dos han caído víctima de las sospechas de corrupción: Rus, poco antes de las elecciones municipales; Castellano, una semana después.

En la caída del pequeño gran líder del PP valenciano durante la última década ha jugado un papel nuclear el que fuera gerente de Imelsa, la empresa pública que ejecutaba las obras de la Diputación, Marcos Benavent, yerno de un amigo de Rus. Las grabaciones que se supone que Benavent realizó durante años han servido para precipitar el fin de la trayectoria política de Rus, que se despidió en mayo perdiendo las elecciones en su otrora fortín, donde se presentó ya suspendido de militancia.

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