Alberto Caparrós - Crónicas sabáticas

Nuevas restricciones por el coronavirus en la Comunidad Valenciana

«El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidió dejar el peso de la gestión de la pandemia en sus homólogos autonómicos»

La pandemia del coronavirus no concede tregua ni respiro a dirigentes políticos que, como el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tienen en su mano decisiones que afectan a millones de personas. Nada menos que cinco millones de habitantes, en el caso de la Comunidad Valenciana, que en cuestión de días conocerán si su Gobierno autonómico prorroga, amplía o flexibiliza las restricciones para hacer frente a una pandemia del Covid-19 que se ha cebado con especial crueldad con la región.

Los expertos que asesoran a Ximo Puig en materia del coronavirus le han aconsejado que prorrogue las restricciones. Aunque la curva de contagios comienza un ligero descenso, las cifras de ocupación de los hospitales con enfermos contagiados del Covid-19 y de muertos diarios resultan insoportables para la sociedad valenciana y su Gobierno.

La vigencia de las actuales restricciones finaliza a las 23.59 horas del próximo 15 de febrero . Algunas de ellas afectan a sectores trascendentales para la economía valenciana como la hostelería, cerrada por orden de la Generalitat desde el pasado 21 de enero. Los empresarios del ramo, al igual que los de los gimnasios, necesitan saber con suficiente antelación si el 16 de febrero podrán volver a recibir clientes. Deben gestionar el retorno de los empleados afectados por los ERTE, hacer acopio de materias primas y acondicionar sus locales.

La lógica apunta a que durante la semana que empieza este lunes 8 de febrero, la Generalitat Valenciana evaluará la situación epidemiológica del coronavirus , tomará una decisión sobre las restricciones y medidas para frenar la propagación del Covid-19 y lo hará público.

El protagonismo y el desgaste que implican las decisiones recaerá, de nuevo y para bien y para mal, en Ximo Puig . El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , decidió dejar el peso de la gestión de la pandemia en sus homólogos autonómicos. Con un estado de alarma en vigor hasta el 9 de mayo y con el horizonte de las elecciones catalanas del próximo domingo, el Ejecutivo central se ha negado en redondo a aceptar las peticiones de las autonomías para poder decretar un confinamiento domiciliario o una ampliación del toque de queda.

Así pues, la Generalitat Valenciana deberá ceñirse una vez más a los parámetros que contempla el estado de alarma para tomar una decisión que conjugue el siempre delicado equilibrio entre la salud y la economía y que evite un nuevo enfrentamiento entre los socios de PSPV-PSOE, Compromís y Podemos mientras los hospitales y las morgues amenazan con el colapso.

El Gobierno de Castilla y León, con una incidencia acumulada de contagiados de coronavirus inferior a la de la Comunidad Valenciana, ha optado por prorrogar las medidas más duras, como el cierre de la hostelería o de los centros comerciales, hasta el 23 de febrero. Un indicador de por dónde podría encaminarse la Generalitat. Ximo Puig , más pronto que tarde, resolverá la incógnita.

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