ETA (H)EZ

He querido adornar de manera escatológica, el siniestro nombre de la banda asesina. ETA ez –ETA no en vascuence- rezaban los carteles en las manifestaciones de la sociedad del País Vasco, cuando por fin decidió sumarse a la repulsa del terrorismo etarra. Recuerdo muy bien cuando morían únicamente guardias civiles y militares, aquella máxima terrible de: “para eso estaban o algo habrán hecho” me llenaban de indignación y de rabia. Todo cambió cuando se empezó a secuestrar y a asesinar a los ciudadanos de las provincias vascongadas y del resto de España. Fue entonces, y por desgracia, con la vil ejecución de Miguel Ángel Blanco , cuando nuestro país puso freno a tantos años de infamia.

En pocas horas, un simulacro de desarme tendrá lugar por parte de ETA , pero ¿Dónde están las verdaderas armas? ¿Dónde están las pistolas ejecutoras de tanta muerte? ¿Dónde sus dueños? Con ETA acabó España con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la unidad de todo el pueblo frente el terror. Con ETA acabó la decisión de ilegalizar su brazo político, que iba mutando de nombre como de ropa interior. Con ETA acabó la persecución hasta hace pocas semanas , de su entramado mafioso y miserable. El final de ETA es la cárcel. El arrepentimiento. El perdón. La reparación de las víctimas. Sí, las víctimas. Primero las víctimas, después las víctimas y finalmente las víctimas. Ténganlo claro los políticos decididos a blanquear el pasado y presente de esta banda terrorista y de sus secuaces sentados en escaños. Existe medio siglo de muerte, sangre y dolor que no podemos olvidar y que merece ser juzgado. Ténganlo presente mañana con esa fotografía inmoral que tanto ansían.