Jaime Rosales
Y de repente se hizo la luz
«El éxtasis y la aspirina son redondas, ambas están hechas de sustancias químicas, ambas se ingieren y se disuelven en el estómago, pero mientras que una –el éxtasis– daña el cerebro aunque provoque placer momentáneamente, la otra –la aspirina– cura el dolor de cabeza. Lo mismo ocurre entre un producto televisivo en 'streaming' y una obra cinematográfica»