Teresa Giménez Barbat - Agenda europea
Tres miradas europeas al «procés»
«Mientras España se sigue sacudiendo el sambenito de Estado autoritario, los verdaderos violentos siguen campando a sus anchas en Cataluña»
Este jueves celebramos en Barcelona un acto en el que participan la profesora de Ciencias Políticas Marlene Wind, el corresponsal en Madrid de Libération, François Musseau, y el colaborador del Frankfurter Paul Ingendaay. Les une, además de un profundo conocimiento de la realidad española, el hecho de que ninguno de ellos ha comprado el relato que el nacionalismo catalán ha tratado de inocular entre corresponsales, diplomáticos y académicos extranjeros, y que consistía, grosso modo, en presentar a España como un régimen postfranquista.
Ese discurso llegó a su cénit durante el día 1 de octubre de 2017, cuando los medios afines al Govern, y con ellos legiones de tuiteros en modo bot ruso, difundieron la especie de que la intervención policial en Barcelona había provocado mil heridos. Hoy sabemos que esa cifra incluía, en una torsión semántica sin precedentes, a televidentes con unas décimas de ansiedad. Y que, en puridad, heridos hubo uno: Roger Español, que perdió un ojo por el impacto de una pelota tras participar en una emboscada callejera a la policía. Baste un dato para calibrar la magnitud de la fake new perpetrada por el soberanismo, y los dramáticos aspavientos a que dio lugar.
La movilización en Francia por el precio del combustible ha dejado, según el cómputo del Ministerio del Interior, 227 heridos, de los cuales seis lo han sido de gravedad, y una muerte (una conductora que llevaba a su hija al médico se vio rodeada por un grupo de manifestantes y, presa del pánico, aceleró y atropelló mortalmente a otra mujer). No quiero ni imaginarme lo que habría ocurrido en Cataluña ante un suceso de esa naturaleza.
Y mientras España se sigue sacudiendo el sambenito de Estado autoritario, los verdaderos violentos siguen campando a sus anchas en Cataluña. Al ataque a la vivienda del juez Llarena, reivindicado sin ambages por Arran, que incluso se permitió coronarlo en Twitter con una cita del etarra Argala, ha seguido una acción vandálica contra el vehículo de Alejandro Fernández. Al igual que los destrozos y el vertido de excrementos en sedes de Ciudadanos, o las pintadas en el comercio de los padres de Albert Rivera, estas acciones se llevan a cabo bajo el honroso calificativo de «antifascista», que, como se puso de manifiesto hace unas semanas en el Parlamento Europeo, aún no concita el mismo repudio que la violencia de raíz neofascista.
Teresa Giménez Barbat es eurodiputada de ALDE