El secesionismo radical vuelve a la calle y evoca la violencia postsentencia: «Lo volveremos a hacer»

Lo habían proclamado algunos de los manifestantes, «Urquinaona, lo volveremos a hacer» , y poco después la marcha se ha dirigido hacia la plaza de Barcelona que en octubre de 2019 fue epicentro de los graves disturbios protagonizados por el independentismo radical tras la sentencia que condenó a los líderes del «procés». La que acabaron bautizando como «batalla de Urquinaona» quedó como símbolo en el imaginario del secesionismo radical, y esta noche los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) la han vuelto a pisar, pero sin detenerse en ella. La marcha de los radicales ha pasado de largo camino al barrio de Gràcia, donde han volcado y prendido fuego a un par de contenedores.

Por el camino, la procesión, que han formado algo menos de medio millar de manifestantes, se ha dedicado a quemar cajas de cartón para representar la destrucción de lo que califican «régimen del 78», banderas de España, y también ha prendido fuego a un muñeco con la cara del Rey .

Era una marcha que no había sido comunicada a los Mossos d'Esquadra, y que había comenzado en el paseo Lluís Companys. Allí la CUP celebraba su manifestación estática, luego se han unido medio millar de personas, sobre todo jóvenes, convocados en vísperas de la Diada del 11 de septiembre por las redes sociales, pero sin haber sido comunicada oficialmente a la Consejería de Interior de la Generalitat.

Entre gritos de «Libertad presas políticas», «Independencia» y «Cataluña antifascista», portando algunas pancartas, banderas esteladas y rojas, además de antorchas, los manifestantes han ido avanzando por la calle Trafalgar, sin respetar las distancias de seguridad exigidas por las autoridades sanitaria s para prevenir los contagios de coronavirus.

A la altura de la Ronda de Sant Pere, los manifestantes han construido un muro de cajas de cartón con carteles con las siglas de empresas del Ibex-35 y de instituciones del Estado y le han prendido fuego, junto a un muñeco con una doble cara: del rey Felipe VI y de Felipe V.

Todo ha acabado en el barrio de Gràcia, con la quema de un par de contenedores y enfrentamientos verbales entre los manifestantes -solo quedaban poco más de un centenar- y algunos vecinos, que no han llegado a más.