«Queríamos evitar comentarios hirientes y por suerte nos podemos permitir un colegio privado»
Agustín Fernández, otro padre que luchó para que sus hijos tuvieran una enseñanza bilingüe, cuenta como ha afectado a su familia el cambio de escuela
Un «caro precio». Así defiende Ana Moreno, madre que solicitó la escolarización en castellano para sus hijos, el calvario que ha vivido para conseguir que sus hijos estudien en el idioma que deseaba . Ella tuvo que rechazar su negocio para conseguirlo , aunque ahora sus hijos pasan dos horas al día en coche para ir a su nuevo colegio.
De hecho, cada familia que ha pedido la educación bilingüe ha vivido su propio calvario. Los dos hijos de Agustín Fernández ya la reciben, después de que sus padres, hartos de las trabas para que les concedieran clases en castellano en el colegio de Mataró al que iban, buscaran un centro privado con las prestaciones lingüísticas que deseaban, eso sí, pagándolo por su cuenta. «Tenemos la suerte de que no vivimos en un entorno cerrado y de que nos podemos permitir pagar un colegio privado» , explica.
Ahora sus dos hijos, de 9 y 11 años, estudian 4º y 6º de Primaria y tienen clases en catalán, castellano e inglés. «Nos supone 20.00 euros al año de gasto y no somos ricos. Es muy injusto» , lamenta.
Más allá de este «caro precio», el día a día de la familia no se ha trastocado mucho.«Antes iban solos al colegio y ahora dependen de nosotros: tienen que ir en coche», detalla. Tampoco cree que sus hijos hayan notado esta situación. «Les hubiera afectado si se hubieran quedado. Los niños tienen mucha tendencia a pertenecer al grupo y señalados se sentirían fatal».
«Me preguntó si los niños grandes le pegarían»
También es cierto, reitera Agustín, «que nos fuimos del colegio para evitar precisamente que hubieran comentarios hirientes» . Su caso se destapó en mayo y, como era final de curso, los hijos no lo notaron mucho. «Algún día uno de ellos me preguntó si en la ESO los niños más grandes le iban a pegar», lamenta.
«Es una injusticia que con nuestros impuestos estemos pagando un sistema educativo del cual hemos sido expulsados», sentencia,y «es totalmente injusto tener un sistema perverso que tiene a los niños de rehenes».
Sin vacaciones para pagar las clases
Otro afectado, M. A. M., el primer padre que solicitó la enseñanza bilingüe para su hijo, recordaba como pasó dos años sin marcharse de vacaciones, como hacía anteriormente, para poder pagarle una escuela en la que tuviera clases en castellano.
Ana, la madre que recientemente explicó como tuvo que cerrar su negocio, también lamentaba que sus «hijos necesitan una infancia feliz y no estar toda la vida visitando psicólogos» .