Otro relator para un nuevo 'procés'

La alusión de Aragonès a la Declaración de Pedralbes devuelve a la actualidad el inicio de la fase de 'diálogo' en diciembre de 2018

Pedro Sánchez y Quim Torra en diciembre de 2018 en el Palacio de Pedralbes (Barcelona) AFP

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El 20 de diciembre de 2018, unas flores amarillas estuvieron a punto de provocar un conflicto 'diplomático' . En el palacete de Pedralbes de Barcelona, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el del Gobierno, un Pedro Sánchez con apenas medio año en el cargo tras la moción de censura a Rajoy, se reunían en un encuentro que alumbraría la llamada Declaración de Pedralbes , ahora sorprendentemente reivindicada por el nuevo jefe del Ejecutivo catalán, Pere Aragonès , el pasado miércoles en la apertura de la reunión anual del Círculo de Economía.

Las flores amarillas que desde protocolo del Govern se colocaron con un punto de provocación –en eso consistía la política de gestos durante la etapa Torra– fueron camufladas con otras de color rojo por el equipo de Moncloa. La anécdota, con un punto de exageración, refleja en buena forma la tensión con la que se vivió esa cumbre , rodeada de incidentes en el exterior protagonizadas por independentistas contrarios a cualquier atisbo de diálogo y prólogo de un Consejo de Ministros extraordinario en Barcelona al día siguiente también rodeado de disturbios. Había transcurrido poco más de un año de los hechos del octubre negro catalán de 2017.

El conflicto floral fue una anécdota en realidad, por que lo sustancial de ese encuentro fue el alumbramiento de la llamada Declaración de Pedralbes , con la que la Generalitat y el Gobierno coincidían en señalar la «existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña » y acordaban trabajar para pactar una «propuesta política» en una doble mesa institucional y de partidos que sería coordinada por una figura independiente en el caso de esta última. Se alumbraba el era del diálogo, aunque se vio que solo unidireccional.

Entraba en escena la figura de lo que luego se bautizaría como «relator» , una concesión del Gobierno al secesionismo que en las semanas siguientes acabaría envenenando la negociación entre el PSOE y los partidos independendentistas para los Presupuestos Generales del Estado. Una negociación finalmente fallida y que acabó conduciendo a una nuevas elecciones en abril pasando antes por la convocatoria de la primera gran concentración, y foto, en la plaza de Colón.

La Declaración de Pedralbes dormía el sueño de los justos hasta que el pasado miércoles, el presidente catalán Pere Aragonès la reivindicaba. «Cojamos la declaración de Pedralbes, pongámosla sobre plano y comencemos a caminar» , afirmó en el Círculo de Economía. La alusión a Pedralbes sonó tan extemporánea –la sucesión de acontecimientos políticos en Cataluña en los últimos años ha sido tan acelerada que ya nadie se acordaba de ella–, que se han desatado las especulaciones.

¿Pretende la Generalitat volver a tensar la negociación con el Gobierno recuperando la figura del relator? Si esa es la pretensión, desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez la respuesta es rotunda. No podemos volver a «pantallas pasadas» , zanjó tajante el ministro y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. Para el Gobierno, a punto de dar el paso trascendental de conceder los indultos a los presos del 1-O, resulta impensable que la Generalitat abogue ahora por recuperar una figura, la del relator, que obviamente distorsionaría el marco en el que pretenden encauzar el diálogo con Cataluña. La actual «mesa» que se pretende reemprender con la Generalitat no es la que se pactó en Pedralbes, sino la que se acordó fruto del pacto de investidura entre el PSOE y ERC. Otra pantalla.

Fuentes políticas no aclaran si la alusión de Aragonès a Pedralbes es solo un apunte casual, o más bien el deseo de poner de nuevo sobre la mesa, con objeto de ganar fuerza negociadora, el polémico relator, con el que el independentismo logró en ese momento imponer el marco de una negociación de igual a igual. Por contra, fuentes de ERC restan implicaciones concretas a las palabras de ERC, señalando que el presidente catalán aludió a Pedralbes de manera genérica, como una nueva invitación al diálogo , en tanto que fue en la reunió de 2018 cuando, «de manera valiente, y con la opinión en contra de sus propios entornos», el Gobierno y la Generalitat, comenzaron a andar por una senda que más de tres años después, prosigue el martes con la concesión de los indultos y una renacida mesa. Flores amarillas para el 'procés' versión 'deluxe' .

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