El independentismo acelera su proceso de fragmentación con la Crida de Puigdemont
El expresidente activa una «OPA política» que incomoda a PDECat y ERC
El complejo entramado político del independentismo sumó ayer un nuevo actor: la Crida . Este es el nombre elegido por el expresiente catalán Carles Puigdemont para bautizar su enésimo intento para tratar de sortear el olvido político en el que, paulatinamente, se ve relagado desde su fuga de la Justicia en Bélgica.
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Sin embargo, el invento del exalcalde de Gerona -que ayer se concretó con la celebración del Congreso Constituyente de la nueva formación- es visto con inquietud dentro del fragmentado bloque independentista. Así las cosas, ni ERC, ni el PDECat, ni la Assemblea Nacional Catalana y tampoco Òmnium Cultural recibieron con los brazos abiertos la puesta en marcha de una formación que dice tener como gran misión «reunificar» el secesionismo y aglutinarlo en un «movimiento» pensado para replicar el éxito del «En Marche» macronista. Las mencionadas entidades y formaciones recibieron con un calculado silencio la puesta de largo del nuevo instrumento político de Puigdemont y solo los neoconvergentes enviaron representantes de primera línea.
Torra se entrega a «la Crida»
Quien sí apostó con firmeza por el nuevo partido, ya registrado ante el Ministerio de Interior , fue el presiente de la Generalitat, Quim Torra. Este acudió a la cita celebrada en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB) de la mano de su esposa y votó en una de las urnas de plástico del 1-O. Después, pronunció un encendido discurso a los militantes de la Crida en el que repasó los «hitos» del movimiento secesionista mientras imploraba ante la audiencia por una «unidad» independentista que el propio Puigdemont lleva meses agrietando impulsando sucesivas iniciativas para tratar de recobrar protagonismo, entre ellas el Consell de la República o la nueva Crida («llamada», en catalán).
«Estad preparados, porque este es el año de la unidad, la libertad y la república», proclamó Torra entre los aplausos desatados de los asistentes. Asimismo, el presidente, que tendrá a a varios de sus consejeros en la dirección del nuevo partido, emplazó a los catalanes a seguir movilizándose «hasta las últimas consecuencias» con tal de lograr la secesión. Torra también lanzó una puya a la ANC, que esta semana difundió un vídeo acusándolo de «autonomista» aseverando que su ejecutivo «se deja la piel cada día para hacer la república».
Además de Torra, también intervino por videoconferencia el propio Carles Puigdemont . En sus palabras a los poco más de dos mil militantes que acudieron al congreso, el expresidente cesado resaltó que el objetivo político del nuevo partido, del que será presidente impulsor, es «contar los días que faltan» para que Cataluña sea una república «reconocida internacionalmente». Asimismo, advirtió de que si no se logra compactar el bloque independentista, este movimiento puede «alejar la victoria definitiva». «Si renunciamos a esta actitud ganadora, esto solo hará alargar el dolor y la falta de libertades, y el miedo y la represión», dijo a un auditorio en que estaban alguno de sus colaboradores más cercanos, como la consejeras de Presidencia y Cultura, Elsa Artadi y Laura Borràs, nombres que dirigirán desde Barcelona la nueva apuesta política del expresidente.
Incomodidad en el PDECat
Más allá de las soflamas a favor de la independencia y en pro del retorno de los «exiliados», dos de las ideas que resonaron como un mantra en los sucesivos discursos, lo que quedó claro ayer es que la Crida supone la tercera mutación de la antigua Convergència. Después de la creación del PDECat (fundado en el mismo recinto en el que ayer nació el partido de Puigdemont) y la exitosa experiencia de Junts per Catalunya, marca inventada a última hora para las elecciones posteriores a la aplicación del artículo 155 en la comunidad y que logró arrollar a ERC en unos comicios que los de Oriol Junqueras daban por ganados, la Crida supone el tercer intento de la antigua CDC para superar el lento retroceso que vive desde que estalló el «Caso Pujol».
«No nacemos como un partido que quiera competir con nadie sino para ser un paraguas que en los próximos meses seguirá evolucionando», explicaba a ABC uno de los dirigentes del PDECat que ha decidido desembarcar ahora en la Crida. No obstante, lo cierto es que el desgastado mundo convergente ha recibido dividido la propuesta de Puigdemont. Por un lado se ve como la oportunidad «definitiva» de limpiar la imagen del partido, sin embargo, supone quedar en manos de un dirigente cuyos giros «estratégicos» son constantes e imprevisibles.