REPENSAR CATALUÑA (3)
Joan López: «El ''procés'' se ha exportado al conjunto de España»
ABC realiza una serie de entrevistas para abordar la nueva etapa «post procés»: repensar, hoy, la Cataluña del mañana
![Joan López, fotografiado para ABC, en Barcelona](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/12/11/image_20201211205308-U46132053786ZZu-1248x698@abc.png)
–¿Y ahora qué?
–El daño en Cataluña ya está hecho y es irreparable. Además, el «procés» ha vencido porque se ha exportado al conjunto de España, que está en un momento de «procesización».
–Un pesimista.
–No. Es realismo. Desde el punto de vista de la independencia, el «procés» es un fracaso, pero sus consecuencias son irreparables. El daño económico en forma de empleo, riqueza, prestigio… Se está perdiendo el futuro.
–Dos procesos...
–Cuando gente sin moral ni capacitación, como Rufián y Otegui, tiene en sus manos la gobernabilidad es que el «procés» afecta a toda España.
–No tenemos refugio, entonces.
–No. En otoño de 2017, el resto de España fue el elemento refugio para los constitucionalistas de Cataluña. Banderas en los balcones, «no nos dejéis solos», el discurso del Rey… era un todo, que a los catalanes nos aportaba el refugio anímico. Está desapareciendo.
–Más crisis.
–Cataluña vivirá la crisis de su proceso de destrucción, vivir bien y ser miserables, y, además, viviremos el proceso de autodestrucción de España.
–El futuro. No lo pinta bien.
–No es seguro que el proceso de España termine como el de Cataluña, porque el país tiene resortes de resistencia más sólidos que los que tiene la comunidad. No olvide que antes del «procés», Cataluña ya vivió cuarenta años de carcoma.
–Siempre acabamos en Pujol.
–Lo destrozó todo desde la base y en 2017 se hundió todo con gran facilidad. ¿Recuerda el Programa 2.000 de Pujol? Pues eso.
–¿Qué puede hacer el constitucionalismo catalán?
–Lo contrario de lo que hacen Sánchez e Iceta.
«El pacto del 78 fue una estafa, dicen, pues lo revisamos empezando por la existencia de las comunidades»
–Por ejemplo.
–Transigir, pactar, alimentar y dar esperanza a los nacionalistas. Legitimarlos. No. Dicen que lo volverán a hacer. Y se pacta con ellos… Cualquier acuerdo con el independentismo es interpretado por este como un síntoma de debilidad de España. Los acuerdos en base a la concordia no son más que un aprovechamiento de la debilidad del Gobierno. Y lo utilizan para reforzarse en Cataluña y el País Vasco.
–Pero no me dice lo que tiene que hacer el constitucionalismo...
–Se lo digo. Cuestionar todo, desde cero. No aceptar la ley educativa, el modelo social, el modelo lingüístico, el nivel de descentralización de competencias… pidiendo exactamente lo mismo que hace el independentismo, es decir, una renegociación partiendo de cero. El pacto del 78 fue una estafa, dicen, pues lo revisamos empezando por la existencia de las comunidades.
–Una utopía.
–El nacionalismo es miseria moral y económica. Esto no es una utopía. Es la realidad.
–«Català tranquil» pero no «resignat».
–Evidente. Desde los distintos Gobiernos siempre, durante cuarenta años, se ha intentado llegar a transacciones con los nacionalistas y casi con un reconocimiento de igual a igual, humillando a los catalanes que no son nacionalistas y al resto de españoles. ¿Y todo eso para qué? ¿La solución es no hacer nada o hacer lo mismo?
–Dígamelo usted.
–Tendrá éxito el que defienda que, para que la Caixa, por ejemplo, vuelva a Cataluña, las condiciones de seguridad jurídica, empleabilidad, reputacionales… están más que aseguradas y blindadas. Eso sí, con todas las consecuencias. Y además del tema financiero, el escolar, ¿o acaso los catalanes no quieren poder elegir el modelo educativo para sus hijos? Y así con el resto de asuntos. ¿Qué hacen TVE y RNE en Cataluña? Un plan. Simplemente. Eso es lo que hace falta.
–Va para largo.
–Sí. Y tristemente vamos camino de una especie de Albania del siglo XXI.
–Socialmente no se puede comparar.
–Es usted un optimista. En Cataluña se ha asumido el Programa 2.000 de Pujol, puesto en marcha en los años ochenta, que es un plan dirigido desde el nacionalismo que afecta a todos los ámbitos sociales. La sociedad catalana ha aceptado como centralidad lo que la ha destruido. Y ahora, en La Moncloa, está el mejor colaborador del independentismo. Sánchez está haciendo mucho daño porque retrasa y dificulta la reacción. Lo peor de todo es que… todo puede pasar.
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