Artur Mas
De la épica al atajo legal
Mas combinó la proclama política con una defensa estrictamente técnica en el juicio por la consulta de 2014
El juicio por la organización del 9-N en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), entre el 6 y el 10 de febrero, fue una perfecta síntesis de cómo Artur Mas, y el independentismo en general, afrontan el llamado "proceso": épica y proclamas políticas de puertas afuera y en su alegato final; y defensa técnica, buscando cualquier resquicio legal, para intentar buscar la absolución de los delitos de desobediencia grave y prevaricación.
«No desobedecimos al TC, plantamos cara al Estado», subrayó Mas, quien quiso transmitir la idea de que lo que se juzgó el pasado febrero no fue la desobediencia de tres políticos, sino el grueso del proceso soberanista. « Estamos aquí por el éxito del 9-N , y porque este éxito no gustó y sentó como un desafío. Ahora se pretende que este desafío se pague por parte de algunos», apuntó Mas.
«El Gobierno español utilizó al Tribunal Constitucional para hacer el trabajo que no se atrevía a hacer desde el punto de vista político», añadió en su alegato final el último día de juicio. «No nos engañemos: no estamos aquí por desobedecer un Tribunal Constitucional, al que además no hemos desobedecido ».
En una de las cuestiones clave para la defensa, la defensa de Mas hizo especial énfasis en el mecanismo exacto por el que el encausado fue notificado de las distintas providencias del Tribunal Constitucional suspendiendo la consulta. Al respecto, y pese a que las resoluciones del TC eran públicas, ampliamente difundidas también por los medios de comunicación, Mas declarño que «no fuimos formalmente comunicados o requeridos».
Del mismo modo, y en la misma línea argumental, Mas se preguntó el por qué «si es tan evidente que la votación era un delito, por qué el TC no hizo nada el día 9 para impedir esa votación«. Del mismo modo, Mas recordó que el fiscal de guardia, ante las denuncias presentadas ese mismo día en contra de la votación, «tampoco hizo nada».
«No se juzga la voluntad popular»
Por su parte, el fiscal del juicio por la consulta del 9-N, Emilio Sánchez Ulled, realizó una muy dura intervención, recordando al tribunal, pero sobre todo a los acusados, de que el juicio por los hechos de 2014 "no juzgan la voluntad popular" . "Por mucho que se repita una y otra vez, no es la verdad", aseguró Sánchez Ulled.
En relación a la consulta, Ulled apuntó que "hubo un clima de opacidad que me sorprende porque es absolutamente contrario a lo que en democracia es el principio básico de los poderes públicos que es la transparencia».
En la misma línea, consideró «con dolor y con tristeza» que lo que pasó fue la expresión de una ruptura de las reglas de juego democrático y una ruptura de la convivencia . Defendiéndose de las acusaciones de que la Fiscalía es un instrumento del Estado en contra del independentismo, Ulled reivindicó el papel del ministerio público, que no es una " institución de negro contra personas de autoridad democrática".
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