Embaucadores

El psicólogo y psiquiatra suizo Carl Gustav Jung -pionero de la psicología profunda y la psiquiatría moderna-, resulta útil para entender lo ocurrido durante el sexenio negro secesionista que empieza en 2012. Hablo de su teoría de los arquetipos. Para el autor, el arquetipo es un pensamiento heredado -predisposición o idea- que se manifiesta ante determinadas experiencias.

Una manera de ver y entender. Ejemplo: el niño ve a sus progenitores, no como son, sino como resultado de sus experiencias con ellos y los arquetipos que entran en juego. Unos arquetipos que se relacionan con la madre (abnegación), el padre (autoridad), el héroe (poder) o el sabio (reflexión).

Por analogía, Cataluña, para el nacionalismo y el nacionalista, es la condición de posibilidad del descubrimiento del “yo” nacional que permitiría alcanzar la plenitud individual y colectiva. De hecho, la Cataluña independiente es la vía que conduciría a la realización personal y la armonía social. En este sentido -volviendo al arquetipo-, Cataluña es la madre perfecta e ideal; es decir, la madre nutricia, abnegada y cariñosa que cuida y protege.

Por eso, el nacionalismo y el nacionalista adoran a la madre Cataluña. Por eso, desean que Cataluña se constituya en el Estado protector -recuerden: autoridad, poder y reflexión- que puede liberarlos. Pero, ahí no acaba la cosa. Y es que Jung habla de la existencia de otro arquetipo: el trickster. Traducción castellana: embaucador, tramposo, timador.

Más: truco, artimaña, ardid. El propio Jung señala que el trickster es el que bromea o viola las normas. Un arquetipo que encuentra su equivalente en el “proceso”: los nacionalistas que embaucan con el derecho a decidir, el referéndum, la independencia, la investidura telemática, la legitimidad, los presos políticos o la restitución. Un arquetipo que -decía antes- se hereda. Y en eso estamos. La terapia junguiana: control de la psique y análisis de los sueños para combatir la adicción y la ansiedad. Habría que tomar nota.