Sentencia procés
La condena por sedición refuerza la estrategia de ERC frente a Puigdemont
La concesión del tercer grado, posible desde el primer día, permitiría a Junqueras retomar la actividad política en su partido
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La sentencia del «procés» , que previsiblemente será comunicada hoy o mañana, delimitará las responsabilidades penales de los líderes del golpe de octubre de 2017 y, a la vez, y de manera nada menor, reordenará el tablero político en Cataluña y el conjunto de España . Rompiendo la situación de interinidad en la que había entrado la política catalana desde que la aplicación del artículo 155 y el enjuiciamiento de los líderes secesionistas desbarató la intentona rupturista de otoño de 2017, el fallo debería permitir hasta cierto punto una recomposición y reequilibrio de las distintas fuerzas políticas y sus estrategias.
La digestión del fallo, de hecho, ya ha comenzado incluso antes de conocerse su detalle, y en medios políticos catalanes, sobre la previsión de que los reos del 1-0 no serán condenados por rebelión -tal y como se ha filtrado este último fin de semana-, se coincidía ayer en señalar que la estrategia en la que ahora se encuentra alineada ERC y parte del independentismo -más posibilista, por así decirlo, pero sin renunciar en ningún caso al objetivo último de la ruptura con España- es la que sale más reforzada.
Por contra, la estrategia del bloqueo y de la confrontación directa con el Estado que alimentan el fugado Carles Puigdemont y su entorno de Waterloo, su delegado en Cataluña Quim Torra, así como los diputados más fieles del grupo de Junts per Cataluña, se vería debilitada. En este sentido, y a falta de conocer el número de años exactos de condena, la posibilidad de que el líder de ERC, Oriol Junqueras, pudiese acceder a corto plazo al tercer grado penitenciario -del mismo modo que la consejería de Justicia de la Generalitat se aprestó a dárselo a Oriol Pujol Ferrusola-, permitirían al republicano en buena forma seguir de manera activa en la política, como de hecho y en la práctica ha seguido haciendo en estos dos años de prisión preventiva. Aunque inhabilitado para el ejercicio de cargo público, la condena no impedirá que Junqueras siga siendo el presidente y líder natural de ERC , emulando el modelo de Xabier Arzalluz en el PNV, más reforzado si cabe con la aureola de la cárcel.
En este contexto, la posibilidad de que las condenas no sean por rebelión sino por sedición era valorado ayer en medios independentistas como un aval a la estrategia del secesionismo no hiperventilado. No obstante, abogados de los presos consultados ayer por este diario recordaban que, más allá de qué delito considera el tribunal que se cometió, la clave estará en conocer los años efectivos de condena, informa Jesús Hierro .
El posicionamiento público de los partidos independentistas, y más en una semana en la que los discursos moderados en este campo van a tener poca cabida, en ningún caso les permite hablar de alivio al conocerse que no habrá probablemente condenas por rebelión. Todo lo que no sea la absolución será injusto, sostienen . Cosa distinta es que ya se empiecen a componer estrategias sobre la idea de que, una vez superada la emotividad de las próximas semanas se va a tener que seguir haciendo política.
De hecho, el distinto modo con que ERC y JpC están alentando la respuesta ciudadana a la sentencia del Tribunal Supremo ya hace evidente que las estrategias, para ahora, pero sobre todo a medio plazo, son distintas.
Desde Bélgica, el exconsejero fugado Toni Comín se descolgaba esta semana con unas declaraciones animando a los catalanes a «desgastar» al Estado por la vía de perjudicar su economía, asumiendo sin dudar que esto tendría también un coste para Cataluña que había que asumir. Sus palabras tuvieron que ser descalificadas incluso desde dentro del gobierno catalán. A la vez, en el Parlament, Quim Torra llamaba a la «desobediencia civil», alineando su estrategia con la de los CDR.
En contraste, y casi como intuyendo una condena menos severa de lo posible, Junqueras o Raül Romeva instaban estos días a dar una respuesta contenida y desde la serenidad al TS, del mismo modo que Gabriel Rufián cuestionaba incluso la estrategia de la ANC de buscar el «colapso» viario , y por extensión dañar la economía, con sus tres días de marchas lentas a finales de esta semana. Incluso en la articulación de la respuesta institucional se va con cierto tiento: el presidente del Parlament, Roger Torrent, confirmaba en TV3 que se realizará un pleno extraordinario de la Cámara esta semana -como avanzó ABC el sábado-, sin que por ahora haya previsión de que en dicha sesión se aprueba nada que tenga consecuencias jurídicas.
En paralelo al impacto de la sentencia en la guerra interna del secesionismo por hacerse con la hegemonía política, la condena por sedición, confirmándose el criterio de la Abogacía del Estado y en detrimento del de la Fiscalía, reforzaría la estrategia de apaciguamiento del presidente Pedro Sánchez y de un Miquel Iceta que llegó a avalar un referéndum, se recuerda en medios políticos. Una condena por rebelión habría volado los puentes. Una por sedición, pese a todo el ruido, sigue dejando margen para la política y para un hipotético acercamiento, o acuerdo parlamentario si se requiriese, con una ERC «moderada» en la forma pero no en el fondo.
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