Centrem celebra su primer congreso con el desafío de cristalizar parlamentariamente el centro nacionalista
Chacón, impulsora del proyecto, opta a liderar el partido, que apuesta por la economía productiva y aparca la unilateralidad
Hacerse con el espacio del centro en Cataluña, aparcar cualquier deriva unilateralista sin renunciar a la independencia y apostar por la economía productiva. Centrem celebra este sábado su primer congreso -tras varios retrasos en el calendario- con estos tres objetivos principales, al que se suma uno simbólico: recuperar para la política parlamentaria el nacionalismo catalán de corte conservador que durante más de 35 años solo tuvo unas siglas y el 'procés' se llevó por delante.
Àngels Chacón, ex consejera de la Generalitat con Quim Torra y ex secretaria general del PDECat, que ha impulsado el nuevo partido aspira a liderarlo y hoy, si los compromisarios aprueban antes el modelo organizativo del partido y el ideario, optará a convertirse en su secretaria general. Centrem se presentó en público en enero de este año. Cuatro meses después, la formación política comienza a caminar con la vista puesta, a corto plazo, en las elecciones locales de 2023.
En el equipo de impulsores del partido alrededor de Chacón, que no tienen dudas sobre su victoria en el congreso de hoy, están convencidos de que Centrem obtendrá representación municipal el año próximo y aspiran, señalan a ABC, a presentar candidaturas fuertes, sobre todo, en las cuatro capitales de provincia. Especial interés tiene lo que suceda en Barcelona. En las últimas semanas, se ha vinculado al que fue presidente del F. C. Barcelona Sandro Rosell con este partido y la posibilidad de que encabece su lista al Ayuntamiento.
En cualquier caso, los impulsores de Centrem, entre los que se encuentran dirigentes de formaciones sin representación parlamentaria que surgieron tras la implosión de CiU, como Lliures, Convergents y la Lliga, consideran que si el objetivo es tener éxito en la política catalana actual, el proyecto debe tener recorrido a medio y largo plazos y no obcecarse, únicamente, en la cita con las urnas de 2023 a la que pretenden llegar con unas sesenta listas en toda Cataluña.
A partir de la semana que viene uno de los primeros temas que deberá resolver la dirección de Centrem es su relación con Junts y el PDECat. Chacón lideró este segundo partido y fue su candidata en las elecciones autonómicas de 2021. La relación con sus excompañeros es buena, aseguran desde su entorno. El PDECat no entró en el Parlamento de Cataluña por poco. Este intento frustrado dio paso a una reflexión en la dirección del partido, en el que aún milita Artur Mas, por ejemplo, que concluyó en la necesidad de una refundación, pero empezando de cero. Chacón dio el paso. Pero una parte de la dirección del PDECat decidió aplazar la desaparición y no la siguió.
La relación con Junts, sin embargo, no es tan cordial. Jordi Sànchez, secretario general saliente de Junts, ha tratado en los últimos meses de fichar a todos los cargos públicos posibles del PDECat para engordar Junts. La guerra política no ha dejado prisioneros pues los impulsores de Centrem también han contactado con los restos municipales del PDECat. Las diferencias han sobrepasado el marco ideológico, cuya discrepancia básica entre Junts y Centrem es que los primeros mantienen la retórica del unilateralismo para conseguir la secesión y los segundos apuestan por las máximas cuotas de autogobierno, pero siempre conseguidos mediante procedimientos legales. Es decir, a través de los pactos y las reformas.
Con todo, los militantes inscritos en el congreso que se celebra hoy elegirán los miembros de la dirección de un partido que tratará de reflotar el centro nacionalista catalán. Un nuevo intento. Nadie sabe si será el último, todos fracasaron aunque algunos se quedaron a la orilla de la playa (Chacón bien lo sabe, como también Josep Antoni Duran i Lleida). Chacón, así como la politóloga Astrid Barrio, con la que forma tándem político en esta iniciativa, tratan de dar una salida a un espacio que en momentos de crispación política sufre hasta el punto de su desaparición parlamentaria. «Tenemos el derecho de intentarlo», apunta una de las personas que ha impulsado el proyecto.