Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, cara a cara entre plasmas

Los dos pesos pesados del independentismo volverán a verse las caras después de un año y medio lleno de puyas y tensiones

Tras la DUI de 2017, el expresidente se fugó de la Justicia a Bélgica mientras su exvicepresidente acababa en prisión

Puigdemont y Junqueras, en un acto independentista antes del 1-O EFE

Miquel Vera

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Después de más de un año, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras podrían volver a verse las caras esta noche (con plasmas de por medio) en TV3. Estos hombres, capataces inseparables del ejecutivo que ideó, organizó y ejecutó el referéndum ilegal del 1-O, llevan meses acumulando tensiones y separando sus caminos. Las discrepancias entre ambos han ido enrareciendo el ambiente dentro del bloque independentista de forma paulatina así que su reencuentro en directo puede marcar una nueva etapa en la correlación de fuerzas del secesionismo.

No obstante, la incógnita sobre si finalmente se puede celebrar el esperado cara a cara seguirá en el aire hasta que los responsables de la prisión madrileña de Soto del Real den su visto bueno a que el líder de ERC participe en el debate electoral organizado por TV3 con motivo de las elecciones europeas (en las que tanto Junqueras como Puigdemont son candidatos). Por su parte, la Junta Electoral Provincial autorizó ayer la participación de los candidatos encarcelados o fugados asegurando que no podía prohibirse que estuvieran telemáticamente aunque señaló que se deberían extremar las cautelas para que esa circunstancia no comporte ventajas «para ninguno de los candidatos». La última palabra la dirección del centro.

Oriol Junqueras, en una rueda de prensa desde Soto del Real ABC

En cualquier caso, y de producirse finalmente - Ciudadanos ha presentado alegaciones- el debate supondrá un punto y aparte en la relación que han mantenido ambos líderes independentistas en los últimos meses. No en vano, las tensiones vividas por Junqueras y Puigdemont se han ido incrementando progresivamente hasta aflorar en capítulos que han dejado en evidencia la escasa sintonía personal entre los dos. Un ejemplo: en enero, Junqueras reprochó su fuga de la Justicia al expresidente asegurando que él se había quedado en España «por sentido de responsabilidad» hacia la ciudadanía catalana.

Efectos en el Govern Torra

En ese momento, Puigdemont respondió replicando que cuando pasara el juicio al «procés» cada cual explicaría sus motivos y qué papel tuvo en el 1-O y en los días posteriores. No en vano, desde la Declaración de Independencia de 2017, la comunicación entre el líder de Junts per Catalunya y el de ERC ha sido practicamente nula. Esta frialdad ha hecho temblar en más de una ocasión la frágil estabilidad que sostiene el ejecutivo de Quim Torra, donde conviven neoconvergentes y republicanos. También en el Parlament o en las sucesivas campañas electorales ha quedado al descubierto la lucha descarnada entre ERC y JpC por imponerse ante sus supuestos socios y aliados de causa.

Otra de estas situaciones de tensión afloró con la revelación de la mano derecha de Puigdemont, Elsa Artadi, de que Junqueras no contestaba las cartas del expresidente. En la sucesión de desplantes entre ambos también han intervenido las familias y los entornos de ambos, que no han tenido reparos en airear todo tipo de capítulos de tensión. En cualquier caso, los efectos políticos de la distante relación Puigdemont-Junqueras quedarán dirimidos esta noche, cuando ambos podrán verse de nuevo y decidir el nuevo líder hegemónico del independentismo a la espera del veredicto final que marquen las urnas el próximo 26 de mayo.

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