En Barcelona
El Rey apuesta por reforzar la «estabilidad» ante un empresariado catalán que pasa página del 'procés'
Aragonès se sentó en la misma mesa que Don Felipe, ante el que pidió «negociación» sin decir la palabra «independencia»
La gala anual de Foment del Treball mostró un empresariado más preocupado por la economía que por la política catalana
El Rey pidió ayer desde Barcelona reforzar el «marco de estabilidad» general para crear el ambiente idóneo para el crecimiento. Sin mencionar directamente el ‘procés’, el Jefe del Estado apostó ante la plana mayor del empresariado catalán -reunida anoche en la entrega de los premios de la patronal Fomento del Trabajo- por garantizar un contexto de «seguridad jurídica» que anime la inversión y sirva para dejar atrás una década marcada por la pandemia y la crisis financiera de 2008.
Don Felipe hizo estas peticiones en una cita en la que el presidente catalán de la Generalitat, Pere Aragonès, volvió a hacer equilibrios para acudir a la convocatoria y, a la vez, escenificar su rechazo a la Corona evitando recibir a Felipe VI con quien, no obstante, compartió mesa. «Un contexto estable nos aporta el escenario adecuado para concebir y desarrollar iniciativas [...]. Esta estabilidad es posible gracias a una seguridad jurídica que ofrezca certeza a las inversiones y decisiones empresariales», reclamó el Rey en un acto en el que Josep Sánchez Llibre, presidente de Fomento, aparcó las menciones a la situación política de años pretéritos y se centró, casi exclusivamente, en reivindicar el rol del empresariado en un contexto en el que gana fuerza la retórica ‘prodecrecimiento’, sobre todo en sectores simpatizantes con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
En la misma línea, Don Felipe alabó el rol de los agentes económicos y la tradición emprendedora y empresarial de Cataluña. «‘Arriscar’, emprender, crear, son grandes virtudes que hemos de procurar que sigan presentes y con fuerza» , pidió el Rey en un discurso pronunciado en catalán y castellano, como es habitual en sus visitas a la Ciudad Condal. «Es fundamental fortalecer siempre el marco de estabilidad, certeza y confianza que demandan las economías desarrolladas», resumió Felipe VI , quien, esa misma mañana, presidió en Barcelona la entrega de los despachos a los nuevos jueces. El Rey reivindicó también la «ilusión por emprender, crecer y mejorar», pulsiones que, según señaló, se transforman luego en progreso y generación de empleo. Antes de acabar su intervención, el Rey alabó la figura del presidente de la Fundación «la Caixa», Isidre Fainé , galardonado con la medalla del 250 aniversario de Fomento, señalando que «personifica las cualidades del catalán emprendedor y generoso , que siempre mira al futuro firmemente comprometido con su tierra y con el conjunto de España».
Como cada año, la gala de Fomento sirvió ayer para calibrar las inquietudes del empresariado catalán. En esta ocasión, la percepción general fue de mayor preocupación por la situación económica que por la política y el ‘procés’. El discurso del presidente de la patronal catalana, Josep Sánchez-Llibre , evidenció este cambio de tercio y se centró en los retos económicos que encara el país. En este sentido, clamó contra el auge de la retórica hostil al desarrollo. «Cuando oímos discursos que defienden menos aviones, menos coches o menos turismo, debemos hacerles frente con propuestas que seduzcan», avisó el empresario. Asimismo, defendió que «el progreso y el crecimiento» son compatibles con el medio ambient e y la sostenibilidad del planeta. «Lo contrario sería volver a una especie de autarquía», lamentó.
«Rey de España»
Sí tuvieron más carga política las intervenciones de la alcaldesa de Barcelona que dijo que es «el tiempo del diálogo» y de la ministra de Transportes , Raquel Sánchez, quien resaltó que en la cena de Fomento se respiraba un «ambiente diferente» al de los años previos, tensados por la embestida independentista. «No hay que negar las diferencias, ahí están, pero debemos entendernos por el bien común», pidió. El tono conciliador de Colau y Sánchez se mantuvo, en gran medida, durante la intervención del presidente catalán, Pere Aragonès , que empezó su alocución saludando al «Rey de España» , al que no trató de ‘majestad’, como sí hicieron la ministra y la alcaldesa.
Aragonès se centró, en gran medida, en hablar de economía, aunque no desaprovechó la ocasión para pedir ante Don Felipe una «negociación» que haga posible la «amnistía y la autodeterminación» en Cataluña, aunque sin mencionar la palabra «independencia». «Estabilidad no es sinónimo de inmovilismo», replicó Aragonès en un tono más suave que el que han gastado los dirigentes independentistas en los últimos años. «Nuestra posición es ampliamente conocida», se reafirmó.
Anoche, el gobierno catalán volvió a hacer piruetas protocolarias para revestir de una cierta hostilidad el encuentro con el Rey, pero sin ausentarse de la cita. Según explicaron a ABC fuentes del Govern, Aragonès no se sumó al besamanos previo a la cena, pero sí saludó a Don Felipe, con el que compartió mesa junto a una decena de personas más. En su encuentro, el presidente catalán y el Rey se chocaron los puños y charlaron durante menos de un minuto antes de entrar a la cena, un ritual muy parecido al que ya hizo Aragonès hace unos meses, durante la cena de gala del Mobile World Congress. Por su parte, el consejero catalán de Economía, el posconvergente Jaume Giró, se desmarcó de la cena y anunció a última hora su ausencia del acto.