Antonio Robles - TRIBUNA ABIERTA

Integrismo, ¡ni para coger impulso!

«Quien mejor defiende hoy a los excluidos del bienestar social, es el Estado, no las castas, ni los caciques territoriales»

Antonio Robles

Atreverse a pensar, volar libre, lejos de las verdades de época, de los integrismos ideológicos, nacionalistas, religiosos, sexuales, culturales o de cualquier otra índole. Plantarse ante los caciques de siempre, se llamen como se llamen, defiendan lo que defiendan, y vivir como pensamos para evitar pensar como vivimos. Es la mejor opción posible para organizar la vida en común sin renunciar a volar.

Si hay algo en los Estados de Derecho digno de se defendido, no es la posibilidad de disponer de una abanico de ideologías diferentes, sino de disponer de leyes que nos defiendan de sus excesos.

Al contrario de lo que sostienen los populistas de siempre, el Estado es la garantía para que los más humildes, los que carecen de oportunidades o de capacidades adecuadas para sobrevivir al darwinismo social, puedan ampararse en sus leyes para impedir que los depredadores les excluyan.

Quien mejor defiende hoy a los excluidos del bienestar social, es el Estado, no las castas, ni los caciques territoriales que los tratan de esclavizar en nombre de la identidad. Si hoy tenemos educación, sanidad y derechos sociales para todos, independientemente de su condición social, es porque existe el Estado que consagra la soberanía de los ciudadanos, uno a uno, por encima de su condición social, territorial o ideológica.

Los derechos históricos, los sistemas educativos que nos pretenden retornar a la Edad Media, los supremacistas que se esconden tras la democracia sin ley, porque pretenden ser ellos la ley, sólo quieren romper el Estado para reducirnos a meras mascotas de su integrismo.

A la vista de estos macarras de la democracia, que cumplen o incumplen la ley en función de sus intereses, ni sus seguidores, ni los que los combatimos, debemos consentirles que prostituyan la separación de poderes, fundamento básico de la democracia. Es el sistema, es la Constitución, no las personas, los que nos garantizan la igualdad, la justicia y la libertad.

Atrévete a pensar, rebélate contra todos esos fascistas posmodernos que hoy pasan por amos de la libertad. La libertad no tiene dueño, es una condición personal innegociable. Y ahora, ponga usted mismo nombre a tanto macarra.

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