Antoni Fernández Teixidó - Tribuna abierta
Retória deplorable
«Puigdemont es hoy su principal adversario y obstáculo principal para llegar a la Generalitat»
A nadie sorprende la abusiva utilización de retóricas inflamables, propuestas inasumibles y compromisos imposibles, en periodo electoral. La intensidad de todo ello crece convocatoria a convocatoria. Estamos fatalmente resignados. Sin embargo, algo debería llamarnos poderosamente la atención: la retórica independentista.
En este capítulo, ERC alcanza la excelencia. Mientras sus dirigentes, en privado, hablan de la necesidad y conveniencia de entenderse con el PSOE y coadyuvar a la gobernación política del país después de las elecciones, en sus actos públicos sus principales líderes arremeten inmisericordes contra los socialistas, todas las derechas y el Rey, en un penoso in crescendo. En la forma muchas afirmaciones en boca de algunos de sus representantes más notables rayan prácticamente en el insulto. En el contenido, la CUP ha condicionado groseramente el mensaje político de los republicanos y de JpCat y por ende, el debate en sí mismo.
Aquella dinámica obedece a dos consideraciones distintas, pero complementarias. La primera tiene que ver con la necesidad de combatir el relato más abiertamente independentista de Puigdemont, Torra y JpCat. Los republicanos sienten pánico de que parte de su electorado reconozca que su partido es capaz de hacer y decir al mismo tiempo cosas encontradas un día sí y otro también. Puigdemont es hoy su principal adversario y obstáculo principal para llegar a la Generalitat, y por ello necesitan gesticular y radicalizar el contenido de su mensaje electoral. La segunda tiene por objetivo a su propia organización. Los militantes y simpatizantes de ERC ─hoy el partido independentista más numeroso de Catalunya─, perciben que muchas conductas de sus dirigentes ni casan con el objetivo y carácter proclamado de la unidad del independentismo ni con el relato burdamente épico del Procés que han protagonizado durante estos últimos años.
La retórica inflamada suele aliviar temores, despejar dudas inquietantes y alejar de su imaginario la palabra más temida en el universo del soberanismo catalán: traición. Me dirán Udes. que esa conducta no se aleja en demasía de la del resto de partidos en liza, y tienen razón. Con seguridad, la intensidad varía, el alcance cambia, pero el método es muy parecido. Así, ERC utiliza el lenguaje izquierdista y separatista en sus declaraciones, y en cambio asegura a la chita callando que son los principales defensores del diálogo con el gobierno español. Seguro que el diálogo es necesario, pero no estoy tan seguro de que con estos interlocutores sea posible. Más bien al contrario.
A pesar de la demanda creciente de una eventual salida dialogada a la crisis del Procés en Catalunya, el doble lenguaje, la retórica huera y los emplazamientos inútiles no ayudan a que finalmente pueda encontrarse una senda de diálogo fructífero, entre catalanes, primero; y entre catalanes y el resto de españoles, después. Deploro que esa retórica suicida lo haga en el fondo imposible, pero es lo que hay.