Miquel Porta Perales - El oasis catalán
Amarillo
«¿Cómo convencer a un iluminado de que el espacio público es de todos?»
El supremacismo independentista catalán necesita exhibirse, publicitarse y marcar espacio. Por ello y para ello, surge el color amarillo en diversos soportes como lazos, lacitos, pañuelos, toallas, jerséis, camisas, corbatas, camisetas, chaquetas, abrigos, calcetines, calzado, gorras, gafas, brazaletes, flores, cruces y todo lo que ustedes puedan imaginar y más. Con el amarillo, el secesionismo catalán dice «aquí estoy yo: el mejor», «presten atención a una de las causas más nobles del ser humano como es la petición de libertad para los presos políticos» y «tengo la obligación de decirlo y mostrarlo en cualquier momento y lugar».
Lo dicho: se exhiben, se publicitan y marcan espacio. Y se victimizan. De ahí, que el secesionismo considere que la calle es suya, que el mobiliario urbano es suyo, que los teatros son suyos, que las montañas son suyas, que las playas son suyas, que el parlamento es suyo y que, literalmente hablando, todo es suyo. Como si de un derecho natural nacional catalán se tratará. Todavía hay más. Lo amarillo sirve para distinguir al buen catalán del mal catalán; distinguir al afecto a la causa de la democracia, los derechos humanos, los derechos civiles, la libertad de expresión y la independencia de Cataluña, del desafecto.
El Bien contra el Mal representado por quienes dicen que lo amarillo es la expresión y manifestación del desafío, la tensión, la prepotencia o la intolerancia. Pero, es el supuesto Bien representado por quien desafía y tensiona, por quien muestra prepotencia e intolerancia, el que envenena la convivencia y mancha el espacio de un tinte indeleble e invisible, ese espacio que, por nacional decreto, han hecho suyo. Para Mal. La cuestión: ¿cómo convencer a quien se victimiza, se ve por encima del bien y el mal, se percibe como la quintaesencia de lo moral y se considera como agente de lo justo y representante único y homologado -con certificado de origen- de Cataluña? ¿Cómo convencer a un iluminado de que el espacio público es de todos?