Los abrazos rotos de Ada Colau y la PAH: distancia entre la alcaldesa y los antidesahucios

La plataforma «marca» a la dirigente morada haciéndole oposición en las calles

Colau catapultó su imagen mediática durante su estapa como portavoz de la entidad

La alcaldesa de Barcelona, con activistas de la PAH en una imagen de archivo EFE

Miquel Vera

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La crisis económica y el drama de los desahucios catapultaron a Ada Colau , la primera portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), a la categoría de líder social y amuleto mediático hace poco más de una década. Sus constantes apariciones televisivas y el aplauso casi unánime de la sociedad española hacia la labor de la entidad que encabezó hasta mayo de 2014 le dieron un potencial político que no dudó en aprovechar para acabar convirtiéndose en la primera alcaldesa de Barcelona. Detrás de ella había un movimiento muy capilarizado por todo el territorio que aún congrega a miles de personas de variados orígenes sociales e ideológicos y que, desde hace tiempo, trata de marcar distancias con la dirigente política.

«Sabemos de donde viene Colau y el peso que tuvo. En el Ayuntamiento ha hecho cosas, pero a ojos de la PAH siempre serán pocas. Han salido cartas, comunicados, la plataforma ha estado marcando a la Colau desde el primer día. No dependemos ni estamos ligados a su partido ni a ningún otro proyecto político. Nos da igual que sea Colau o Rajoy. Ada estuvo en la Plataforma, pero ya no está, y nuestra obligación es marcarla», explica a ABC el portavoz estatal de la PAH, Juanjo Ramon .

«Pensando en nuestro trabajo interno estamos satisfechos porque después del salto de Colau a la política supimos mantener distancias y autonomía. Con Colau se fue gente y por un tiempo hizo falta rehacerse, se perdieron manos y se generó un relato en algunos sectores señalando que éramos el “brazo armado” de la nueva política. Estamos tranquilos porque hemos seguido dando caña. Solo hay que entrar en nuestra web y ver el marcaje que le hacemos a Colau, a Podemos y a quien sea», añade el portavoz de una entidad que a día de hoy cuenta con más de 200 asambleas en España.

«Falta vivienda pública»

«El relato tan marcado sobre lo que ha hecho o no Colau con los desahucios creemos que es engañoso. Ninguna ciudad tiene competencias para acabar con el problema de los desahucios y las hipotecas. En Barcelona, por ejemplo, se han tomado buenas decisiones, pero el problema sigue siendo el mismo: falta vivienda pública. Hasta que eso no cambie no servirán ni las regulaciones de precios ni las leyes hipotecarias», añaden desde la PAH, una organización que convirtió las imágenes de familias perdiendo sus casas en cápsulas virales que se propagaban con rapidez por las redes sociales de internet en la España azotada por el doloroso estallido de la burbuja inmobiliaria. Sus reclamaciones se acabaron haciendo un hueco en la agenda informativa y hasta legislativa, con la tramitación de una ley antidesahucios impulsada por la PAH a través de una iniciativa popular que reunió 1,4 millones de firmas . Hoy, a pesar de la presencia de Podemos en el Gobierno, su aprobación está estancada.

La PAH y Colau fueron una misma cosa durante años, especialmente durante la fase más cruda de la recesión. No obstante, desde hace tiempo la entidad de las camisetas verdes no duda en criticar y encararse con su antigua portavoz haciéndole una dura oposición desde la calle. El último choque entre la entidad y la alcaldesa tuvo lugar la semana pasada, cuando la PAH se negó a firmar un pacto de ciudad impulsado por Colau para diseñar el papel del Ayuntamiento de Barcelona en la etapa post-pandemia y del que también se desmarcaron otras entidades sociales del entorno de los comunes como Ecologistas en Acción o Fridays for Future. Todas ellas vieron falta de «concreción y transparencia» en las propuestas de la alcaldesa.

Ayuntamiento «okupado»

Este no ha sido el único roce. Hace un año varios miembros de la PAH okuparon por sorpresa el vestíbulo del Ayuntamiento. Entre ellos había también familias desahuciadas y realojadas en pensiones que entraron al Consistorio para exigir alternativas habitacionales «dignas», tal y como reclamaba la ahora alcaldesa en sus tiempos de activista. Los miembros de la PAH desplegaron colchonetas y tiendas de campaña y colgaron carteles en las ventanas del edificio que acoge las dependencias del gobierno municipal. Dos años antes, la entidad «suspendió» la gestión de Colau en materia de vivienda e hizo un informe crítico con sus primeros pasos dados.

Los constantes enfrentamientos con la PAH han ido abriendo una grieta insalvable entre Colau y la organización, que mantiene la voluntad de mantenerse como un movimiento apartidista. La asociación está al margen de los proyectos políticos de Colau, pero ésta sí tiene en cuenta a la entidad a la hora de fichar para el partido o como asesores del Ayuntamiento. Es el caso de la exdiputada de En Comú Podem y actual regidora de Vivienda, Lucía Martín , o del exportavoz de la PAH Carlos Macías , quien fue azote de las políticas de la alcaldesa hasta que en 2018 fue contratado por el departamento de Alcaldía del Ayuntamiento como personal eventual con una remuneración de más de 50.000 euros anuales. Según aseguraron los comunes al conocerse su contratación, el sueldo real de Macías se reduciría a unos 2.000 euros mensuales tras las aportaciones obligatorias al partido, que destina parte de sus ingresos a entidades afines.

Barcelona en Comú, el partido de Colau, no ha querido valorar el estado de las relaciones entre la alcaldesa y la PAH. No obstante, fuentes del partido consultadas por ABC señalan que los lazos con la asociación que encumbró a Colau son hoy «normales», similares a las que hay entre la primera edil con «cualquier organización social». «Una relación de respeto y escucha», añaden.

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