el oasis catalán
Socorristas
El PSOE implementa una mesa de «diálogo» y «reencuentro» de la cual ERC puede sacar algún rédito político a cambio de que los republicanos apoyen al socialismo en el Congreso
Pedro Sánchez y Pere Aragonès han devenido socorristas. El PSOE implementa una mesa de «diálogo» y «reencuentro» de la cual ERC puede sacar algún rédito político a cambio de que los republicanos apoyen al socialismo en el Congreso. Ahí tienen el socorrismo político mutuo.
Lo ... que hoy por hoy sabemos es que unos y otros se han puesto ya de acuerdo en una metodología de trabajo fundamentada en la confianza. Sabemos, también, que ERC ha puesto sobre la mesa la «carpeta de la represión» en la que, en primer lugar, se encuentra el asunto de la «desjudialización». Es decir, aquí –lean 'procés'– no hay causa. Al respecto, intuimos que «algo» está pasando –o pasará más pronto que tarde– si tenemos en cuenta que Aragonès no se contenta –lo manifiesta en público– con el cese de la responsable del CNI y que la Abogacía del Estado y la Fiscalía se muestran –¿para empezar?– receptivas en la cuestión del Tribunal de Cuentas. ¿Seguirán la generosidad y las concesiones? ¿Se reducirá la presión judicial? ¿Se revisará también el tipo de malversación o solo el de sedición? ¿Y la Ley de Seguridad Nacional que castiga el desorden público? ¿La proposición de ley que permite que el PSOE incorpore dos magistrados progresistas en el Tribunal Constitucional se traducirá –del conflicto de competencias a los recursos de inconstitucionalidad y amparo: no se olviden del 25% del español en la escuela– en ese «algo» del que se hablaba antes? Por cierto, el recorte de las acusaciones –de cuatro presuntos delitos a solo dos– a Laura Borràs, ¿quizá tiene que ver con el asunto del reencuentro? ¿Y si el Junts que critica a ERC por aceptar una mesa «indigna» que «anestesia» los derechos y aspiraciones del pueblo (?) de Cataluña acaba sumándose –otro socorrista– a un tinglado sociorepublicano que tramita, a la chita callando, un indulto a plazos? Lo que sí sabemos es que, hoy por hoy, Sánchez –personaje ciertamente voluble– parece dispuesto a desarmar al Estado de derecho.
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