Rinaldo Alessandrini: «Falta capacidad de afrontar los problemas de forma razonable»
El fundador de «Concerto Italiano» dirige el «Stabat Mater» en L'Auditori
Reconocido por sus interpretaciones de Monteverdi y como fundador del grupo «Concerto Italiano», el director italiano Rinaldo Alessandrini (Roma, 1960) desarrolla en los últimos años una creciente labor al frente de orquestas modernas. Este fin de semana está en L’Auditori para actuar con la Sinfónica de Barcelona (OBC), interpretando el imponente «Stabat Mater» de Rossini para orquesta, solistas y coro.
-El «Stabat Mater» es el lamento de la Virgen a los pies de la cruz de Cristo. En manos de un compositor de ópera como Rossini, ¿puede considerarse una obra religiosa?
-Es una obra un poco ambigua. En Italia, desde la muerte de Palestrina, decimos que prácticamente no hay música de iglesia, siempre estamos más cerca de un estilo teatral. No se puede abordar esta música desde un punto de vista místico. Tiene su profundidad y su expresividad, pero el concepto general es teatral.
-En el programa, a esta obra de madurez de Rossini la acompaña una sinfonía de un Mozart bastante joven.
-Sí, esta sinfonía no tiene nada que ver con las últimas de Mozart, en las que el discurso retórico es mucho más complejo. El trabajo de los ensayos es intentar quitar toda la grasa, y buscar las líneas lo más limpias posible con su carácter y su expresividad.
-Mozart, Rossini… quedan lejos de sus interpretaciones de Monteverdi, criterios historicistas. ¿Cómo se abordan repertorios tan diferentes?
-Muy fácil: hay pasajes «piano», «forte», «legato», «staccato», «a tempo», «rallentando»… No hay ningún problema. Se trabaja de manera diferente con una orquesta con instrumentos de época o una orquesta con moderna. Es un lenguaje y un sonido distinto, pero los elementos son siempre los mismos.
-Jordi Savall, otro especialista en música antigua, también está abordando ahora las sinfonías de Beethoven. ¿Por qué les resulta tan atractivo este salto a directores como ustedes?
-Para mí, acercarme a una música que no pertenece a la época de mi repertorio más habitual es como aprender un idioma nuevo. Hay que abrir la partitura, ver cuáles son las reglas, la gramática de ese lenguaje. Esto aporta nuevas energías, y esto es seguramente lo que sentimos Jordi y yo.
-Por último, debe estar al corriente de los conflictos de estos días en Barcelona, porque la manifestación del sábado será cerca de L’Auditori y puede afectar a la movilidad. ¿Cómo ve desde fuera el debate sobre la independencia, las manifestaciones y la violencia?
-Hay situaciones increíbles en todas partes. Nunca he vivido un momento de tantas tensiones en el mundo. Hoy, cuando me imagino el futuro, el mío y el de los jóvenes, por primera vez en mi vida lo veo todo un poco oscuro. Falta capacidad de afrontar los problemas de forma razonable, no creando conflictos y más conflictos, sino sentándose y hablando. Hemos visto también violencia en París, por ejemplo. Espero que en algún momento una luz nos ilumine a todos. En la orquesta hay un trabajo de conjunto, en el que se habla para alcanzar un objetivo común, para solucionar juntos un problema. Echo en falta algo de este trabajo conjunto, como el de la orquesta, para afrontar problemas en todo el mundo.