Austero pero sentido adiós a Caballé
La Reina Sofía y los presidentes del Gobierno y la Generalitat encabezan en Barcelona el emotivo funeral de la diva barcelonesa
Los restos de Montserrat Caballé, fallecida el pasado sábado a los 85 años, reposan desde ayer al lado de los de sus padres, en el cementerio de Sant Andreu de Barcelona, uno de los más pequeños de la capital catalana, ubicado entre dos barrios obreros. Inaugurado en 1839, este cementerio se fue ampliando hasta 1919. Casualidad o no, es el mismo período en el que muchos compositores de ópera estaban escribiendo buena parte de los papeles que La Superba hizo brillar en los escenarios. Ahí llegó el féretro de la diva tras una sobria ceremonia en el tanatorio de Les Corts, donde desde el mediodía del domingo se había ubicado también la capilla ardiente.
Al contrario de lo que sucedió el día anterior, numerosas personalidades de la política y la música asistieron al funeral, así como varias decenas de admiradores de la soprano. Éstos recibieron a Doña Sofía con unos aplausos discretos. Más discretos aún fueron algunos abucheos que dedicaron al líder del PP, Pablo Casado.El resto de la representación política pasó desapercibida para el público, más centrado en el homenaje a la diva barcelonesa que en las controversias del momento.
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el de la Generalitat evitaron la conversación más allá del saludo protocolario. A su lado, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, tampoco quiso perderse el momento, aunque el Ayuntamiento de la capital, al igual que el Gobierno de la Generalitat, brilló por su ausencia -más allá de las declaraciones de rigor tras conocerse la noticia de la defunción- en las 48 horas previas al funeral. También asistieron diversos representantes de otros partidos políticos como PSC, el PP, Ciudadanos y el PDECat.
Fue una ceremonia sencilla, presidida por el padre Ángel con el padre Apeles como auxiliar, más los dos rectores adscritos al tanatorio de Les Corts. Con la familia en primera fila, la sobrina de Caballé, Montsita, dirigió unas palabras a los asistentes, como también lo hizo el doctor Pedro Clarós, que fue el foniatra a quien la cantante confió el cuidado de su voz. Con todo, el protagonismo fue para las cuatro grabaciones representativas de la carrera de la soprano que sonaron.
El acto se abrió con el «Ave Maria» de Schubert, al que siguieron «La vergine degli angeli», de la ópera «La forza del destino», de Verdi; «O mio babbino caro», de la ópera «Gianni Schicchi», de Puccini; y «Lascia ch’io piangia», de «Rinaldo», de Händel, esta última en una interpretación que grabó junto a su hija, Montserrat Martí, visiblemente afectada por la pérdida y que prefirió quedarse en un discreto segundo plano durante el velatorio y el funeral.
Compañeros de escena
De la extensa lista de asistentes destacaba la presencia de compañeros de profesión de Caballé como Josep Carreras, Jordi Savall, Josep Pons, Antoni Ros-Marbà, Jaume Aragall, Joan Pons y Josep Bros. A su lado, personajes de los medios de comunicación como Mercedes Milà y Luis del Olmo, y también músicos como Albano y el agente de cantantes Miguel Lerín.
El ministro de Cultura, José Guirao, aprovechó la ocasión para ponerse a disposición de la familia de la diva y contactar con los máximos representantes del Liceu, el Real y la Zarzuela, que asistieron también al funeral. Por el momento, desde el Liceu ya se ha confirmado que ya se está trabajando en la organización de un homenaje a la altura de Montserrat Caballé, que reúna en Barcelona a figuras internacionales de la lírica. No habrá que esperar demasiado para verlo, ya que se trabaja con la idea de que el acto tenga lugar a mediados de noviembre.
Durante los próximos días se irán sucediendo diversos gestos de homenaje en Barcelona. El Palau de la Música Catalana, por ejemplo, ya ha anunciado que dedicará a Montserrat Caballé la programación de su ciclo Grandes Voces, dentro de la temporada de Palau 100. Por su parte, el Festival de Lied Victoria de los Ángeles le dedicará el concierto de mañana miércoles, en que el barítono británico Simon Keenlyside, una de las voces más reputadas de la actualidad, debutará en el propio Palau de la Música.
