Boo Beach Club, el mal fario del local con el que Santi Millán quiso reinar en la costa de Barcelona
El restaurante que el actor abrió en 2011 languidece abandonado en primera línea de mar
Este verano cumpliría su primera década y, sin embargo, ese festejo esta vez no va a ser posible. El restaurante Boo Beach Club Barcelona no ha podido resistir los incesantes avatares que el destino le tenía preparados. El final ha resultado un poco sorpresivo, ya que la apuesta gastronómica parecía tener todas las de ganar: una ubicación de lujo en plena playa Mar Bella, buenas críticas en los portales de turismo y la prensa propia de un negocio iniciado por celebridades.
Una figura famosa y unas vistas increíbles al mar eran dos de los ingredientes esenciales del restaurante que se lanzaría en Barcelona en 2011 y cuya apertura había sido anunciada entonces con bombos y platillos en varios medios españoles. Sin embargo, muy poco se ha dicho desde entonces de su sombría debacle.
La propuesta, que combinaba excelencia culinaria y ubicación de lujo, había sido presentada hace exactamente 10 años por el actor Santi Millán. El restaurante estaba emplazado en el icónico edificio con forma de barco en plena Diagonal Mar. Antes, allí se encontraba ubicado el tradicional La Oca Mar.
La inauguración oficial de Boo Beach Club Barcelona -en el mes de julio, en plena temporada veraniega- se había realizado la misma playa, ubicada en el barrio del Poblenou, y a la ceremonia habían asistido varias celebrities españolas, con el objetivo de apoyar al actor Santi Millán en su nuevo emprendimiento. Por supuesto, no le faltó prensa.
El espacio gastronómico -que estaba dividido en sectores, entre ellos uno «chill out» y otro de cócteles- ofrecía, entre sus principales atractivos, platos a la moda de la mano de Curro Palomares, Campeón de España de cocina de autor 2007. El precio promedio de una cena, según los sitios de turismo especializados, promediaba entre los 30 y los 45 euros. También se realizaban allí otro tipo de actividades tales como conciertos, sesiones de spinning, algunos talleres de arte y hasta se hacían ciclos de monólogos.
Del prometedor restaurante ubicado en plena playa de Barcelona solo queda vigente una cosa: su icónica forma de barco. Por el resto, luce casi irreconocible para quienes alguna vez fueron sus clientes. Los graffitis y las pintadas han invadido sus paredes tras años de haber quedado abandonado, cual embarcación arrastrada por el mar.
Pero no solo la dejadez ha causado estragos en este lugar. A principios de 2020, el antiguo local gastronómico tuvo que hacer frente a los embates propios del temporal Gloria, que arrasó con todo lo que había a su paso en España y destruyó con fuerza las ventanas del antiguo restaurante.
Meses después, el edificio protagonizó otro terrible accidente en plena temporada veraniega -luego del primer confinamiento-. Sucede que, en el mes de agosto de 2020, tuvo lugar un incendio que prendió fuego gran parte del restaurante. Afortunadamente, no hubo víctimas, dado que el establecimiento se encontraba ya inactivo. Pero el efecto de las llamas del fuego obligó al ayuntamiento a tapiar el lugar completo.
Incertidumbre
Tras un nacimiento glorioso y una evolución afectada por accidentes y catástrofes naturales, poco se sabe sobre lo que será el futuro de este espacio. Lo que está claro es que la concesión que existía ya venció y que, por el momento, no ha sido renovada. Quien tome en sus manos este establecimiento con forma de barco tendrá un arduo trabajo por delante.
La situación actual es de estancamiento. Según denuncia el Movimiento Diagonal Mar en su página de Facebook, «en el último Consejo del Barrio Diagonal Mar y el Front Marítimo, el Distrito Sant Martí dijo se estaba tramitando un proyecto de deconstrucción para licitarlo y posteriormente derribarlo pero hasta primeros del 2022 no se podría llevar a cabo debido al trámite administrativo». Por el momento, a la vista parece un barco encallado con claras señales de degradación.
Sin embargo, algo queda todavía vigente de aquel restaurante que supo convocar a actores y famosos por el glamour de sus instalaciones: sus redes sociales. Inactivas desde hace varios años -las últimas publicaciones en Twitter datan de 2017 y en Instagram 2013- aún es posible a través de ellas ver algo de lo que este espacio supo ser en sus tiempos de gloria.