Ramon Adell defiende incluir las pensiones en el pacto de rentas para evitar una espiral de inflación

El catedrático de Economía de la Empresa de la UB y consejero de Naturgy señala que «España no produce gas, lo compra» y por lo tanto, la excepcionalidad ibérica de topes que defiende Sánchez en la Unión Europa «alguien tendrá que pagarla»

Ramon Adell, momentos antes de la entrevista en Cope Cataluña y Andorra ABC

Joan Carles Valero

En estos tiempos en que la galopante inflación «nos está poniendo cara de años 70 pero sin Pactos de la Moncloa», va a ser necesario «un gran sacrificio colectivo para salir y que no sea peor el remedio que la enfermedad», señala Ramon Adell, catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad de Barcelona (UB), para quien urge un pacto de rentas que «evite una espiral de subida de salarios como consecuencia de la inflación, acuerdo en el que hay que incluir las pensiones si no queremos incrementar aún más la deuda pública».

En declaraciones al programa 'Converses' de Cope Cataluña y Andorra con la participación de ABC, el también consejero de Naturgy ha alertado este sábado de la pérdida de competitividad de la economía española, ya que «tenemos menos PIB y más empleo que antes de la pandemia, lo que supone menos productividad», una circunstancia que se ve agravada por los incrementos del precio del coste de la energía, la rotura de la cadena de suministros y la guerra en Ucrania. El retroceso en la productividad y competitividad también repercute en la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y del valor del ahorro en términos reales. Son los efectos de segunda ronda del «shock» inflacionista en los que, como ocurre siempre que va mal, la economía española es la que más sufre.

Inviable incremento de las pensiones

Además de la inflación desbocada, Adell señala otra peligro: «la galopante deuda pública, que es una gran losa para las futuras generaciones». Advierte que «estamos jugando con el futuro de los que vienen detrás, porque la deuda no para de crecer y no se debería aumentar con el incremento de las pensiones indexadas al IPC como ahora indica la ley». En este punto, el experto ha recordado que en enero habrá que actualizar las pensiones según la inflación del último año. Los cálculos señalan que cada punto de inflación representa unos 2.000 millones de euros de subida de las pensiones. «Si pensamos en una inflación media este año del 8%, estamos hablando de subir en 2023 un total de 16.000 millones de euros el coste de las pensiones en España, lo que resulta del todo insostenible», advierte.

Frente a este panorama, el catedrático de Economía apuesta por un pacto de rentas que tope el aumento salarial en la negociación colectiva y de los funcionarios y que incluya las pensiones. «Ya sé que es complicado, pero si no se consigue puede derivar en un aumento de la conflictividad social». Según Adell, ese pacto amplio de rentas debería ir acompañado de medidas «como la reducción del gasto público, una mayor eficiencia de las administraciones y la rebaja de algunos impuestos». Todo ello, advierte el experto, en un escenario en el que presumiblemente el Banco Central Europeo aumentará los tipos de interés para hacer frente a la inflación, lo que repercutirá muy negativamente en los países muy endeudados, como es el caso de España.

El gas está garantizado en España

En referencia a la situación actual del mercado energético, el también consejero de Naturgy asegura que «el suministro de gas a España está garantizado», pero recuerda que nuestro país no es productor. En cuanto al precio de esta energía, Adell ha recordado que «las compañías no fabrican el gas, sino que lo compran y venden y, por lo tanto, si el precio sube al comprarlo, también sube al venderlo», de manera que «los únicos que sacan beneficio son los productores y generadores de energía». En cuanto a la excepcionalidad ibérica que defiende Pedro Sánchez en la Unión Europa con topes en el precio del gas, Adell señala que «alguien tendrá que pagar esa diferencia, porque hablamos de mercados internacionales, cuyo equilibrio se verá afectado, ya que los compromisos de compra y venta se establecen a largo plazo». Por eso avanza que «será difícil aplicar los topes si afecta a contratos vigentes».

En cualquier caso, las soluciones al suministro energético en opinión del experto «requieren de tiempo e importantes inversiones, además de la voluntad política». Afirma que «el futuro del mundo será eléctrico, pero no mañana, porque la transición energética necesita años, además de evitar el dogmatismo y que se demonice el gas, porque no podemos prescindir de esta energía en los próximos años».

Sin regreso de empresas a Cataluña

Sobre el anuncio de la ministra Teresa Ribera de que Argelia aumentará de manera «moderada» el precio de venta del gas a España, Adell ha recordado que internacionalmente «el precio del gas está en máximos históricos y sin perspectivas de moderación» y por lo tanto es normal que haya una «tensión negociadora con Argelia», país que quiere un «replanteamiento de los precios al alza», ha explicado. Máxime cuando se ha producido un cambio de la política española con relación al Sáhara que no ha gustado a Argelia, país que está enfrentado a Marruecos por ese conflicto.

Respecto a las negativas consecuencias del 'procés' independentista para la economía catalana, Adell asegura que la única manera de que vuelvan las empresas que se fueron de Cataluña durante los sucesos de 2017 es que se produzcan situaciones contrarias a las que se dieron en ese momento y de que ahora sean de manera continuada. «Lo que sucedió fue tan fuerte y grave que ahora no es suficiente con un simple gesto», afirma. «A corto plazo -añade- no veo un regreso de las empresas, ya que las manifestaciones que se vienen oyendo no van por ese camino», concluye.

Barcelona pierde instalada en el no

En cuanto a Barcelona, Adell contempla la celebración de la Copa América de Vela como un intento de conseguir un efecto similar al de los Juegos Olímpicos de 1992. Sin embargo, reivindica que la capital catalana tiene capacidades y potencial para ofrecer al mundo un modelo de ciudad que vaya más allá de acontecimientos puntuales. Y lamenta que se dejen escapar otras oportunidades, como la ampliación del aeropuerto del Prat. «Barcelona tenía la oportunidad de ser un hub aeroportuario para todo el mercado asiático y Madrid para Sudamérica y eso lo hemos perdido por no saber qué modelo de ciudad queremos para el futuro», explica. Añade que además de no apostar por la ampliación del Prat, «si se dice que no a los museos y tampoco se permiten los hoteles de cinco estrellas, entonces no podemos quejarnos de que Málaga, Valencia o Madrid opten por su modelo de ciudad».

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