Las empresas ahogan a las ONG barcelonesas al redirigir las ayudas al tercer mundo
Las entidades avisan de que, aunque se crea superada la crisis, la pobreza y la desigualdad repuntan
El director de Cáritas Barcelona, Salvador Busquets, fue el primero en alertar de un fenómeno que afecta a decenas de entidades solidarias y caritativas : la «deslocalización» de las ayudas a los más desfavorecidos. «Había empresas que hacían donativos al tercer mundo que cuando la crisis llegó nos hicieron receptores de sus ayudas. Ahora, poco a poco, están volviendo a derivarlos a su finalidad inicial», explicó al presentar la memoria 2018 de la entidad eclesial. En el caso de Cáritas la cifra es contundente. Si bien en 2017 recibieron 3,8 millones de euros de donaciones de grandes empresas y sus fundaciones, el año pasado esta cifra cayó hasta los 2,8 millones, una caída nada desdeñable para una entidad que solo el año pasado atendió a más de 13.000 hogares. «No queremos hacer una crítica pero sí constatar un fenómeno que ya sabíamos», apuntó Busquets.
ABC se ha puesto en contacto con otras entidades sociales catalanas que advierten del mismo fenómeno. Recursos corporativos que se van a países del tercer mundo abandonando a entidades sociales radicadas en el territorio al creer –falsamente– que lo peor de la crisis ya ha pasado en España. Nada más lejos de la realidad, pues entre las capas más deprimidas de la sociedad los efectos de la crisis se notan con la misma intensidad que en los años de «pánico» empresarial y financiero. «Las empresas y la población en general piensan que la crisis ya ha pasado pero aunque la macroeconomía pinte bien, la realidad es que la pobreza y la desigualdad repuntan en nuestras calles. Quizás esta idea de que las cosas están arregladas ha encendido cierto relajamiento», explica a este diario el subdirector del Banco de Alimentos de Barcelona, Ramon Talamàs.
Desde esta entidad, que llena las despensas de más de 110.000 barceloneses cada año, reconocen que han notado también una notable disminución de la ayuda en efectivo llegada del sector privado –no así con los donativos de alimentos, que aumentan–. Según Talamàs las donaciones de empresas han caído un 30%. «Muchas prefieren financiar proyectos específicos y no entidades. Quizás las campañas en el tercer mundo llaman más la atención que respaldar un banco de alimentos», lamenta.
A su vez, desde el Banco Farmacéutico (entidad que suministra medicinas a los más desfavorecidos) confirman la tendencia expresada por las otras ONG. «A una empresa le hace más gracia implicar sus programas de Responsabilidad Social Corporativa en el tercer mundo que hacerlo a nivel local, donde tenemos una realidad que nos desborda», advierte su director de relaciones institucionales, Jordi Bosch.
Cáritas alerta de la “herida social profunda”
Cáritas Diocesana de Barcelona atendió el año pasado un total de 13.225 hogares, un 9% más que en 2017. Según afirman desde la ONG diocesana esta es una " cifra récord " si se dejan de lado las cifras de los años de la crisis. Para la entidad, existe una "herida social profunda" que se muestra en el aumento de las situaciones de desigualdad y vulnerabilidad. “El ascesor social está roto”, añadieron los responsables de la entidad al valorar las cifras del curso pasado. En estos momentos, el 66% de las personas atendidas por Cáritas son extranjeros que huyen de situaciones de violencia.
Entre ellos, destacan los llegados de forma casi masiva de países como Honduras, Colombia y Venezuela. “Si desde Cáritas podemos contribuir a una acción sanadora, terapéutica, es bueno pero si podemos solucionar estos problemas, mejor que mejor. Hemos cumplido 75 años pero eso no nos llama a jubilarnos sino a seguir trabajando”, resaltó el obispo auxiliar Sergi Gordo durante la presentación de la memória 2018 de la entidad.