World Press Photo: protestas populares y catástrofes naturales en el año del pangolín
Barcelona acoge hasta el 20 de diciembre la exposición con los mejores trabajos del prestigioso concurso de fotoperiodismo

También es casualidad que, de entre todos los animales convertidos en carne de cañón de cazadores furtivos y curanderos de medio pelo, el fotógrafo sudafricano Brent Stirton tuviese que fijarse en el pangolín. «Los pequeños animales, cuyas escamas son codiciadas para su uso en la medicina china, se encuentran ahora entre los mamíferos más traficados del mundo», podía leerse en el texto que acompañaba el reportaje gráfico de Stirton publicó en «National Geographic» en junio de 2019.
«Un hombre se prepara para sacrificar un pangolín en un restaurante donde la carne se vende a 376 dólares el kilo en Guangzhou, China», leemos ahora entre escalofríos en el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona (CCCB) en una las cartelas explicativas de la exposición World Press Photo 2020. «Se trata de una mirada al pasado para entender el presente y prepararnos para el futuro», relativizan los responsables de la muestra. «Las imágenes permiten hacer un lúcido diagnóstico de los grandes retos del mundo antes de la pandemia», añaden.

Dicho y hecho, otra fotografía, en esta ocasión tomada en Nueva Gales del Sur durante los terribles incendios que asolaron Australia a finales de 2019, llama la atención por la presencia de un elemento hoy omnipresente pero inexistente en el resto de fotografías expuestas. A saber: una mascarilla; un pedazo de tela con el que una niña se protege del humo mientras juega con sus amigas y que nos devuelve de sopetón a noviembre de 2020. «No hay fotos covid, pero tenemos los grandes temas de antes de la pandemia», subraya la directora de Photographic Social Vision, Sílvia Omedes, para tratar de enmarcar una exposición que, además de reunir el mejor fotoperiodismo de 2019, evidencia que protestas sociales, catástrofes naturales, fauna salvaje en peligro y extremismos cada vez más peligrosos encajan a la perfección como prólogo para este 2020 pesadillesco.
Un contexto repleto de turbulencias en el que el fotoperiodismo, apunta Omedes, es más necesario que nunca como herramienta de sensibilización social. Buena prueba de ello son las series dedicadas a las protestas populares en Hong Kong, Chile, Iraq, Algeria y Sudán ( de una manifestación en Jartum surgió la foto ganadora de 2019, obra del japonés Yasuyoshi Chiba ), reportajes sobre el aborto el Bielorrusia y trabajos sobre iniciativas como las Gazelles de Gounadé, un equipo de fútbol femenino de Benin que busca el empoderamiento femenino a través del deporte. Destacan también inquietantes imágenes como las de los Shield Wall Network, grupúsculo supremacista de Arkansas al que el fotógrafo Mark Peterson retrata celebrando el cumpleaños de Hitler con el brazo en alto, o el genocidio de la comunidad indígena ixil de Guatemala, proyecto a largo plazo de Daniele Volpe.

Según la organización, a esta edición del World Press Photo han concurrido más de 4.000 fotógrafos de 125 países con un total de 74.000 fotografías. Con todo, fotoperiodistas como el barcelonés Ricard García Vilanova, galardonado con el tercer premio en la categoría de Actualidad por su cobertura de la Tishreen Revolution de Irak, lamentan que cada vez sea más difícil trabajar como freelance cubriendo conflictos internacionales. «Competimos con grandes medios de comunicación que tienen capacidades tremendas para la cobertura de conflictos, que pueden asumir el coste de 5.000 dólares diarios, algo que para los 'freelances ' es inasumible», explica.
Él mismo, añade, puede dedicarse parcialmente a la fotografía gracias a un acuerdo al que ha llegado con la televisión francesa para la que trabaja como cámara. «El fotoperiodismo como se entendía se ha acabado. Quien controla los conflictos son los grandes medios, y eso también determina la cobertura; ya no existe la diversidad que había antes», explica.