Vivian Maier, la niñera que inventó el «selfie»

FotoColectania expone la obra de esta peculiar fotógrafa que dejó más de 12.000 negativos

Uno de los autorretratos de Maier que pueden verse en la exposición FOTOCOLECTANIA

MARÍA GÜELL

La vida de Vivian Maie r (1926-2009) bien vale un documental («Buscando a Vivian Maier», dirigida y producida por John Maloof y Charlie Siskel) y también se merece un paseo por la exposición de FotoColectania «Vivian Maier. In her Own Hands».

Niñera y fotógrafa. Todo lo que rodea a Vivian es excepcional. Tuvo una infancia triste, una vida difícil y sus fotos fueron rescatadas del olvido por John Maloof, descubridor del archivo en una subasta en Chicago en 2007. Su legado llega a nosotros gracias a este infatigable amante de la fotografía que se ha dedicado en los últimos años a poner a Vivian Maier en el lugar que merece dentro de la historia del arte.

Ahora tenemos la suerte de poder ver de cerca ochenta instantáneas que recogen el periodo de los años 50 a los 80. El primer apartado confirma que Maier fue la inventora del fenómeno de los selfies. Ella buscó durante toda su vida su verdadera personalidad a través de la cámara. «Se retrató muchas veces pero siempre con algún elemento que hacía especial la foto como un espejo, un escaparate o un reflejo en un retrovisor», explica la comisaria Anna Morin mientras bromea que se jubilará analizando los doce mil negativos de Maier.

Vida misteriosa

Nació en Nueva York pero su madre era francesa y su padre austro-húngaro; pasó su infancia en Francia hasta que regresó a Estados Unidos en 1951. «Sabemos que trabajó como canguro durante cuarenta años, primero en Nueva York y después en Chicago, pero su vida es un verdadero misterio», añade Morin que cree que murió en la más absoluta pobreza sin imaginar que pocos años después de su fallecimiento su obra ocuparía salas de arte.

Maier no sería nadie sin su descubridor John Maloof. «Curiosamente ella dejó en cajas todos sus negativos, estas cajas ocuparon durante años un almacén cuyo alquiler dejó de pagar y fue desalojado», comenta Morin que cree que la fotógrafa no destruyó su obra con la esperanza de que alguien la encontrara.

Cuidaba niños y observaba a la gente que se cruzaba por las calles. «Un anécdota curiosa es que heredó una casa de su abuela en Francia y con el dinero de la venta decidió dar la vuelta al mundo; no he querido incluir las fotos de su periplo porque son fotos muy diferentes y primero me interesaba presentar a la niñera y no a la viajera».

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