Un Schubert que sonó a Shostakovich
La Rundfunk-Sinfonieorchester Berlin inició en Barcelona una gira por España con Vladimir Jurowski al frente
Que la pandemia está teniendo y tendrá una afectación importante también en el ámbito de la música clásica es algo que hemos sabido desde el principio de esta crisis. Ahora bien, constatar que este impacto es palpable en las grandes instituciones de países con tanta tradición como Alemania es preocupante. La Rundfunk-Sinfonieorchester Berlin ha iniciado en Barcelona una gira por España con Vladimir Jurowski al frente, acompañados por el violinista griego Leonidas Kavakos. Jurowski se hizo cargo de la orquesta en 2017, de modo que los confinamientos han truncado su plan de trabajo, y además han puesto a la orquesta en una situación financiera complicada. Y eso se nota en su sonido. Aun teniendo una sección de cuerda absolutamente impecable y envidiable, los vientos -especialmente las maderas- parecen no estar a la altura, y se diría incluso que no están ni en el mismo concierto que sus compañeros. Los desajustes entre los planos, la falta de matices y una pesadez constante en el sonido enturbiaron una actuación de la que se esperaba bastante más.
El concierto empezó ya con claros desajustes al inicio de la obertura del 'Don Giovanni' de Mozart y prosiguió con un Concierto para violín de Brahms con algunas ideas buenas, y con un Kavakos técnicamente perfecto e implicado en el repertorio, pero aún así frío y mecánico.
En la segunda parte, Jurowski dejó claro que es uno de los directores más o menos jóvenes que quiere dejar su impronta buscando en las partituras matices hasta ahora desatendidos. Es una buena intención, y de hecho el objeto de la creación artística es precisamente la novedad y la capacidad de sorprender. Ahora bien, conviene también recordar de vez en cuando que en el caso de la música hay una diferencia entre el creador (la persona que compuso la obra en su día) y el intérprete (que debe darle vida sobre el escenario hoy).
Está bien ser creativos e innovadores, pero sin olvidar quién manda aquí. En su afán por encontrar nuevas maneras de abordarla la Sinfonía de Do mayor de Schubert, 'la Grande', logró que sonara como si fuese Shostakovich. En esta especie de carrera por ver quién hace más fuerte el acento sobre una nota que nunca nadie antes había acentuado no podemos dejar en la cuneta el aliento personal de cada compositor.