Sandra Ollo: «La inseguridad política aleja a la gente de las librerías»

La editora celebra el 40 aniversario de Quaderns Crema y el vigésimo de Acantilado

Sandra Ollo, de azul y sentada en el centro, junto a autores del sello esta semana en Barcelona ACANTILADO

Sergi Doria

En 1979, cuando Jaume Vallcorba fundó Quaderns Crema, cambió la imagen del libro en lengua catalana. Tipografías sobre blancos generosos. Demasiada blancura, objetaban los libreros. El editor se había inspirado en los libros del Barroco para los filetes y dibujos. Tradición y modernidad con la asesoría gráfica de Quim Monzó, autor de la casa. Clásicos y modernos en catalán destilados en límpidas traducciones. La tradición del romance de Tristán e Isolda o los trovadores de Martín de Riquer junto al «Uf, va di ell» monzoniano y los cuentos de Sergi Pàmies. La divisa de J. V. Foix -«m’exalta el nou i m’enamora el vell»- como divisa editorial.

Veinte años después, 1999, Vallcorba aplicó la misma filosofía en lengua castellana con Acantilado; un catálogo que compone un canon occidental mejor que el de Harold Bloom: de la Comedia de Dante al doctor Johnson, pasando por el Gargantúa de Rabelais; de Chateaubriand a Zweig y las tragedias del siglo XX con las memorias de Speer o la literatura de la Europa que congeló el Telón de Acero.

Tomar el testigo de Vallcorba, editor de referencia, era un reto que su viuda, Sandra Ollo, asumió el verano de 2014. Cinco años después conmemora el cuarenta aniversario de Quaderns Crema y el vigésimo de Acantilado con el legítimo orgullo de la obra bien hecha. «Mi primer trabajo fue en 2008. Releí y corregí de "El descubrimiento del espíritu", de Bruno Snell; yo conocía y admiraba Acantilado desde que me regalaron por mi cumpleaños las Memorias de ultratumba, título al que siguió "Momentos estelares de la humanidad" de Zweig», recuerda la editora. Tras la muerte de Vallcorba, el último lustro ha estado marcado por la superación de dificultades laborales y el mantenimiento de la calidad editorial. «Mi balance es satisfactorio porque he reestructurado la editorial como yo pretendía», añade Ollo.

Entre sus proyectos culminados, el relanzamiento de Quaderns Crema para devolver el sello a sus señas de identidad. «Quaderns y Acantilado conjugan la alta cultura con la cultura más cotidiana, aunque Acantilado abunda más en el ensayo y en la literatura de los países del Este. Ambos componen una mirada europeísta sobre la cultura y la literatura», explica.

Cosa rara, la editorial que descubrió a Adam Zagajewski o Imre Kertesz no cuenta en su catálogo con la Nobel polaca Olga Tokarczuk… «Tiene todas las características para ser una autora de Acantilado. Yo no la había leído y Zagajewski me habló maravillas de ella». El autor de Una leve exageración reaparece cada año en las quinielas de la Academia Sueca: «Desde que Bob Dylan ganó el Nobel ya no tengo claro los méritos para ser premiado», ironiza Ollo.

Con una cuarentena de títulos anuales y un centenar de reimpresiones, el catálogo de Quaderns Crema y Acantilado está más vivo que nunca. Entre los long-sellers, el «Libro del desasosiego» de Pessoa, las obras de Natalia Ginzburg o «El mundo de ayer» de Zweig.

Como otros editores, Sandra Ollo demanda más estabilidad y menos incertidumbre. En estos momentos, apunta, «los más vendidos en Cataluña son instant-books del procés. La inseguridad política aleja a la gente de las calles y de las librerías. Se escribe demasiado y hay demasiado ruido».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación