Radvanovsky y Oropesa, reinas del Liceo en su gala de aniversario
El concierto conmemorativo del 175º aniversario de la institución, pese a las enormes dificultades organizativas, logró poner de relieve que el Liceo fue y sigue siendo un teatro de grandes voces
El Gran Teatro del Liceo vivió el domingo una noche como las que temíamos no volver a ver después de la pandemia. El concierto conmemorativo del 175º aniversario de la institución, pese a las enormes dificultades organizativas, logró lo que se esperaba: poner de relieve que el Liceo fue y sigue siendo un teatro de grandes voces. A ello contribuyeron, sobre todo, dos de las más brillantes sopranos de nuestro tiempo: Sondra Radvanovsky y Lisette Oropesa, que se alternaron para representar algunos actos de las óperas 'Macbeth' de Verdi, 'Lucia di Lammermoor' de Donizetti y 'Turandot' de Puccini.
Las mencionadas divas fueron las protagonistas de un evento que inicialmente se pensó para lucimiento de Anna Netrebko. Al cancelar la soprano rusa su agenda tras la invasión de Ucrania, hubo que buscar alternativas a la carrera. Al elenco se tenía que unir Iréne Theorin, una de las cantantes más queridas por el público barcelonés, pero a dos días del concierto se vio obligada a cancelar su participación a causa de problemas de salud.
Hay que agradecer la valentía de Radvanovsky a la hora de sustituir a Theorin en el papel de Turandot. La norteamericana incorporó este rol a su repertorio hace apenas tres semanas, para grabarlo y hacer una función en formato de concierto, por lo que no lo había memorizado. Resolvió la papeleta simulando leer un enorme libro con la severa ley pequinesa, pero en realidad lo que leía era la partitura. Hay que tener una enorme talla artística para salir así a un escenario como el Liceo y cantar como cantó: dándolo todo y sin fallar ni un solo matiz. Una verdadera lección de profesionalidad.
Por su parte, Oropesa lució su absoluto dominio del papel de Lucia. Esa voz, que encandiló hace poco al público madrileño en el mismo rol, se llevó las mayores ovaciones de la noche en Barcelona. Del resto del elenco, fue loable también la entrega del tenor Michael Fabiano, que también a dos días de la función tuvo que cubrir la baja de Joseph Calleja. Ludovic Tézier se reencontró con el público de la capital catalana, si bien sus intervenciones quedaron algo ensombrecidas. ¿Acaso por falta de ensayos?
Por lo que respecta al resto del montaje, se echó en falta más presencia autóctona en los roles secundarios. Solamente Airam Hernández, Marta Mathéu, Manel Esteve y Manuel Fuentes tuvieron el privilegio de participar en la gala de un teatro que en su día impulsó carreras como las de Victoria de los Ángeles y Montserrat Caballé. La dirección de Marco Armiliato fue correcta, aunque no se lo puso fácil a los cantantes al mantener a menudo un volumen excesivo de la orquesta. La escena diseñada por Valentina Carrasco, de corte clásico, desconcertó a parte del público al llenar el escenario de maniquíes disfrazados. Para el final, el teatro se reservó el detalle de invitar a subir al escenario a todos los trabajadores de la casa mientras Fabiano entonaba el 'Nessun dorma' de 'Turandot'. Fue el broche de un evento emotivo y de buen nivel artístico. ¡Que cumpla muchos más!