Piotr Beczala: «España está haciendo arte y en cambio en Austria y Alemania todo está cerrado»
El tenor polaco vuelve este jueves a Barcelona para ofrecer un recital en el Palau de la Música Catalana
El tenor polaco Piotr Beczala vuelve este jueves a Barcelona para ofrecer un recital en el Palau de la Música Catalana. El cantante ha sido un habitual de las programaciones en la ciudad los últimos años, y con la pandemia su presencia ha sido aún más frecuente. El pasado mes de septiembre, por ejemplo, fue el encargado, junto a la soprano Sondra Radvanovsky, de reabrir la programación del Gran Teatro del Liceo tras el confinamiento. En esta ocasión, propone una velada en la que interpretará arias de Verdi y Puccini junto a obras de autores algo menos conocidos, como Donaudy, Tosti, Respighi y Wolf-Ferrari.
¿Qué quiere explicar con esta combinación?
Quería centrarme en la música italiana. Estos últimos no son autores muy populares hoy en día, pero sí lo eran en los años 40 y 50. Cuando empecé a pensar en el programa encontré obras maravillosas de Wolf-Ferrari y Respighi. Además, yo siempre soy reticente a ofrecer recitales con repertorio operístico nada más, aunque a veces los programadores insistan en que es lo que quiere el público. Prefiero este tipo de programas con una combinación de repertorios .
Aunque para usted signifique trabajar más.
Sí, son maneras de cantar completamente diferentes, aunque las canciones italianas que he escogido están muy cerca de la ópera. En cualquier caso, lo complicado es tener en un mismo programa canciones de este tipo y arias de ópera, pero es mucho más interesante que centrarse en un solo repertorio. Podría cantar diez arias de Verdi, pero quedaría todo muy parecido. Y, en mi opinión, tampoco sería interesante para el público.
Durante la pandemia, ha aprovechado para publicar una autobiografía, de momento solo disponible en alemán. ¿Qué lo ha llevado a dar este paso?
Algunas personas me hicieron notar que tengo muchas cosas por explicar y que quizás algún día las vaya olvidando. Por eso se titula 'Ópera en tres actos', porque las óperas suelen tener cuatro o cinco actos, y la mía aún no ha terminado.
De hecho, usted todavía es joven, tiene 55 años, pero lleva ya treinta de carrera, en un tiempo en el que se auguraba que las carreras en el terreno de la lírica iban a ser cada vez más cortas.
La clave para mí ha sido planear cada etapa con años de antelación y no tener prisa. Edita Gruberova me decía que es mejor cantar un papel dos o tres años tarde que cantarlo dos o tres años antes de tiempo. Empecé con Mozart, lo que para mí fue la mejor opción. Me gusta tener roles en mi repertorio que pueda mantener durante varios años, que me permitan ir desarrollando la voz. Cantar se trata de arte, no de ver si sobrevives a un papel.
Pero es difícil saber hacia dónde evolucionará la voz.
Tienes que saberlo. Yo lo sé. Si no cometes errores como cantante en los próximos tres o cuatro años, sí que sabes hacia dónde evolucionará tu voz. Por otra parte, cinco funciones de un papel no van a arruinar tu voz para siempre. Pueden ser problemáticas, pero para arruinarte la voz necesitas bastante más, necesitas ser persistente en tus errores.
Los cantantes jóvenes, ¿son conscientes de estos peligros?
Es muy difícil para ellos tener un plan adecuado para su carrera. Siempre ha sido así. Yo veo inmediatamente quién se toma en serio su carrera y el desarrollo de su voz y quién simplemente piensa en champagne y alfombras rojas.
Con la pandemia en Alemania ha disminuido el número de estudiantes en primeros cursos del conservatorio, porque temen que no haya futuro laboral en el sector.
Siempre ha sido una carrera muy dura y mucha gente ha acabado cambiando de profesión, pero ahora esto es extremo. Cuando escucho que los políticos dicen que no estamos entre las ocupaciones esenciales, me preguntó qué significa esto, si es que estamos en una segunda categoría o qué pasa. Entiendo que haya gente pensando en cambiar de carrera de profesión por esta falta de perspectiva. Pero tenemos que pensar a largo plazo, ver más allá de la esquina. Quiero creer que la normalidad volverá y que estaremos mejor que ahora.
Visto desde aquí, sorprende mucho ver como países que supuestamente valoran tanto la cultura, como Alemania o Austria, que usted conoce bien, adopten esta posición. ¿Qué está pasando?
No tengo ni idea. En Austria la cultura es algo muy central, pero con la crisis esto ha cambiado. España está haciendo arte y en cambio en Austria y Alemania todo está cerrado. Me cuesta creer que en un gran teatro de ópera, con espacios tan amplios, pueda ser problemático que entre la mitad del aforo. No puedo entenderlo. Alguien tiene que repensar las cosas. Pero nosotros tenemos que seguir trabajando y pensando en positivo.