'Wozzeck'

Pensar con las manos, los ojos y las orejas

El 'Wozzeck' que puede verse estos días en el Liceo es lo mejor de esta temporada

Mucho se ha comentado ya sobre el impacto visual del montaje abigarrado de Kentridge A. BOFILL

Pep Gorgori

Cuando William Kentridge visitó Oviedo para recoger el Premio Princesa de Asturias de las Artes en 2017, explicó que entre los maestros españoles que lo inspiran se incluyen Goya, Velázquez y Picasso. De este último comentó que le parece emblemático de lo que es estar en el estudio y «pensar con las manos y con los ojos». Seguro, podríamos añadir, que también pensó con las orejas cuando creó las escenografías para los Ballets Rusos de París. Y esto es precisamente lo que hace Kentridge cuando aborda una ópera y, muy especialmente, el 'Wozzeck' de Alban Berg que se presenta estos días en el Liceo: pensar con las manos, los ojos y las orejas.

Mucho se ha comentado ya sobre el impacto visual de un montaje abigarrado, en el que un complejo escenario convive con proyecciones espectaculares. El movimiento escénico es un mecanismo de relojería que causa impresión en cada una de las quince escenas de la obra, pero lo más impactante es el estrecho diálogo que establece con la trama y con la partitura. El lenguaje de Kentridge, en contacto con el expresionismo alemán, ha captado la esencia de Berg y ha generado una nueva obra de arte: tenemos el texto de Buchner, la música de Berg y, ahora, el montaje del artista sudafricano. Si cupiera en una vitrina, merecería quedar expuesto en un museo.

Pero una buena dirección escénica, por sí sola, no hace buena una producción. También se ha comentado ampliamente que todos y cada uno de los miembros del reparto están impecables: Matthias Goerne como Wozzeck y Annemarie Kremer como Marie, pero también Torsten Kerl (Tambor Mayor), Peter Tantsits (Andres), Mikeldi Atxalandabaso (Capitán), Peter Rose (Doctor) y el resto de cantantes.

Menos se ha hablado de Josep Pons, quizás porque al ser el director titular no le prestamos tanta atención. Total, como lo vemos cada dos por tres… Pero es que lo de Pons esta temporada está siendo de antología. Cada vez que levanta la batuta para dirigir obras del siglo XX nos deja clavados en la butaca: el 'War Requiem', el 'Pelléas et Mélisande' y este 'Wozzeck' quedarán grabados en nuestra memoria auditiva y emocional.

Dirigir la ópera de Berg es uno de los hitos más complicados a los que se puede enfrentar un director, y él lo hace desde la comprensión profunda de la partitura, la máxima precisión y con toda la sensibilidad que requiere un espectáculo donde el dolor y la angustia se palpan de la primera a la última nota. Sin ser nada amigo de frases lapidarias y sin matices, por una vez creo que no está de más afirmar, con todas las letras, que el 'Wozzeck' que puede verse estos días en el Liceo es lo mejor de esta temporada.

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