Payasos y campesinos airean sus dramas en el Liceo

«Cavalleria rusticana» y «Pagliacci» podrán verse en el teatro barcelonés entre el 5 y el 22 de diciembre

La soprano ucraniana Oksana Dyka (i) en el papel de Santuzza, participa en el ensayo de «Cavalleria rusticana» Efe

Pep Gorgori

La exitosa producción de Cavalleria rusticana y Pagliacci estrenada en 2015 en la Royal Opera House de Londres con dirección escénica de Damiano Michieletto se podrá ver este mes de diciembre en el Gran Teatro del Liceo. El tenor Roberto Alagna y las sopranos Elena Pankratova y Aleksandra Kurzak encabezan el reparto, bajo la dirección musical de Henrik Nánási. Michieletto destaca que estos dos títulos se han acabado convirtiendo en «símbolos de lo que es la ópera y de lo que la gente piensa que es un melodrama».

Concebidas como dos pequeñas óperas separadas por dos autores distintos, la tradición ha hecho que la Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni y Pagliacci de Ruggero Leoncavallo se suelan programar juntas. Esta puesta en escena, con todo, va un paso más allá: Michieletto sugiere con su escenografía que la compañía itinerante de payasos que protagoniza esta ultima ópera llega al pueblo donde transcurre la acción de la primera, cuyos personajes, al mismo tiempo, se cuentan entre el público de la función.

Se trata, pues, de un juego de espejos que recibió elogios en Londres y que el director de escena justifica por «los elementos comunes que tienen ambas óperas, que van desde su duración hasta los temas que tocan, como el amor, las pasiones, los celos y la venganza». En definitiva, afirma Michieletto, «emociones humanas servidas a través del poder de la música y de la voz».

Ambos títulos se consideran a la práctica el manifiesto fundacional de l a ópera verista. El verismo nació en Italia en el último cuarto del siglo XIX como un movimiento literario que dio protagonismo a los dramas de los que se consideraba gente sencilla, del pueblo llano. Unido con la música, dio lugar a un buen número de óperas que explotan las pasiones de esas personas para buscar un dramatismo extremo.

De ahí que los papeles protagonistas sean considerados pequeñas joyas y apreciados por los intérpretes más grandes. La soprano Aleksandra Kurzak destaca que su papel de Nedda «es muy breve pero complejo y muy gratificante, porque también exige una interpretación muy variada, en la que tienes que cantar pero también actuar, bailar… pues hacer de todo».

Nedda es la mujer del dueño de la compañía de payasos, que está enamorada de otro compañero de troupe. En Cavalleria rusticana, la protagonista es Santuzza, joven aldeana seducida por Turiddu como venganza hacia Lola, la que fue su prometida, ya que ésta se ha casado con otro hombre mientras él estaba en la guerra.

Para Kurzak, «Nedda y Santuzza nos ayudan a pensar en el proceso de emancipación de las mujeres que hemos vivido en los últimos cien años, la vida ha cambiado mucho y ya no tenemos por qué depender de nadie».

Por su parte, el tenor Roberto Alagna encarna los papeles protagonistas masculinos de ambas óperas, Canio y Turiddu. Sobre este último, aseguró que «en realidad, es la única víctima en Cavalleria rusticana, ya que al volver de la guerra se encuentra que su prometida lo ha traicionado y se ha casado con otro». «Es violento a causa de la situación, pero es un buen chico, es normal sentir celos», afirmó en rueda de prensa ante el estupor de sus compañeras de reparto. «Pero eso no da derecho a matar a nadie, apostilló» al darse cuenta de la sorpresa que sus palabras estaban causando.

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