Paco Azorín: «Tenemos la obligación de plantear la utopía»
El director de escena participa en el estreno de «No passa cada dia que algú ens necessiti (de fet, no és gens habitual que algú ens necessiti)» de Carmen Portaceli en el Grec
Empecé esta entrevista con el director de escena Paco Azorín en marzo, con motivo de la producción de «El monstruo en el laberinto» del Liceo que no vio la luz por culpa del confinamiento. Este fin de semana, vuelve a los escenarios en el Festival Grec de Barcelona tras el parón. Lo hace con «No passa cada dia que algú ens necessiti (de fet, no és gens habitual que algú ens necessiti)», un espectáculo de Carme Portaceli en el que dieciocho artistas releen a maestros de la literatura en busca de respuestas sobre la sociedad contemporánea y sus pandemias. «Es un collage de textos que hablan de la naturaleza humana. Hay escenas de Shakespeare, escritas hace 400 años, que parece que hablen de nosotros hoy. Portaceli ha querido eliminar el rictus que tiene el teatro, estaremos todo el equipo, incluídos los técnicos, sobre el escenario. Comienza una época diferente, y queremos hacer un espectáculo diferente», subraya Azorín.
- Hace cuatro meses empecé la entrevista preguntándole qué había leído últimamente. Citó a Vilas y Kundera, entre otros. ¿Ha leído durante el confinamiento?
-He empezado muchos libros y no he acabado tantos. Lo he hablado con compañeros y nos ha pasado a más de uno. No he podido hacer tantas lecturas como me hubiera gustado. Por cierto, disfruté mucho con «Le parisien», de Olivier Py. Él es un director de escena muy inteligente, uno de estos cuya tarea tiene siempre un pie en la alta cultura.
-¿Es esa una aspiración también en sus montajes?
-Son una mirada hacia ahí. Las artes escénicas tienen algo que ver con la filosofía, tienen que plantear una arcadia, un ideal. A lo olvidamos y hacemos entretenimiento, o un trabajo de destrucción -del modelo social, del capitalismo- que hacemos muy bien, pero se nos olvida que tenemos la obligación de plantear la utopía.
-Tras estos meses, ¿las utopías son las mismas o han cambiado?
-Son las mismas y las necesitamos más que nunca para saber hacia dónde vamos. Pero el ser humano es tan inmediatista que no tiene tiempo para plantear utopías.
-Si le pregunto qué hemos aprendido…
-Tenemos una memoria tan diminuta… Llevamos una o dos semanas de esto que llaman «nueva normalidad» y empiezo a ver que repetimos errores, con lo que sinceramente creo que no hemos aprendido nada, de nada, de nada. Ahora, sí que vale la pena tomar nota de algunas cosas, como que la sanidad pública no debe infravalorarse.
-En marzo estábamos hablando de aquél perfil de algunas divas de carácter complicado, y me dijo: «Ya no quedan divas, Netrebko es la última». Durante el confinamiento, el teatro Real ha anunciado que en la próxima temporada se podrá ver su Tosca, con Netrebko como protagonista.
-La trataré con respeto y cariño, como a todo el mundo, y confío en recibir lo mismo. En todas nuestras puestas en escena trabajamos igual. Hacemos ejercicios con cantantes de primerísima línea corriendo por la sala, saltando, tirándose al suelo… Y todos acaban encantados.
- ¿Se puede ser buen profesional sin ser buena persona?
-Es probable que seas un buen profesional, pero si además llegas a ser buena persona y tratas a todo el mundo con respeto, puedes llegar a ser aún mejor profesional. A los críticos os haría más partícipes de los proyectos. Me parece horroroso que vayáis a ver una función, se levante el telón, y solamente veáis lo mismo que el público. En los ensayos veríais a la gente trabajando, y seguramente diríais otras cosas de algunos directores de escena de la vieja escuela. Gente que falta absolutamente al respeto a los compañeros, que grita, que insulta… Otros intentamos motivar. La sala de ensayo es la cocina de todo, es el lugar más maravilloso del mundo. No es el escenario, sino la sala de ensayo.