La música barroca echa chispas en la Cataluña central
El festival Espurnes Barroques cierra su cuarta edición este fin de semana
En 1998, una serie de incendios arrasó 27.000 hectáreas de cuatro comarcas del centro de Cataluña: Solsonés, Bages, Anoia y La Segarra. Al perderse el patrimonio natural, las poblaciones afectadas pusieron en valor algo a lo que hasta entonces no se le había hecho demasiado caso: la acumulación de arte barroco que hay en la zona. Dos décadas más tarde, el triángulo delimitado por el santuario del Miracle (Riner), Manresa y Cervera se sigue reivindicando como epicentro del barroco catalán, y entre las iniciativas que han ido proliferando se cuenta el festival Espurnes Barroques, «chispas barrocas», que este fin de semana cierra su cuarta edición moviendo a más de dos mil personas, pese a las restricciones por la pandemia.
El festival se estructura en cuatro fines de semana consecutivos, cada uno con cuatro conciertos que van acompañados de actividades paralelas, desde conferencias a visitas turísticas y degustación de productos locales relacionados con el contenido de cada audición.
Este último fin de semana acumula los conciertos más destacados de la edición, que protagonizan la Jove Capella Reial de Catalunya, formación vinculada a los proyectos formativos de Jordi Savall, el conjunto Vespres d'Arnadí, dirigido por Daniel Espasa, y la soprano Marta Mathéu. En el repertorio, obras de autores catalanes como Cererols, acompañadas del gran Barroco europeo (Bach, Schütz, Pachelbel) y una mirada a Mozart, que en este contexto pasa por ser lo más vanguardista e innovador de la programación.
Para el director artístico del certamen, Josep Barcons, «era importante hacer una programación con grupos destacados, y que fuesen propuestas atractivas para un público de toda Cataluña». «Podríamos habernos limitado a conciertos de cámara, de pequeño formato, pero quisimos ir más allá, aunque era un reto organizativo», añade.
A este reto se suma también un programa educativo paralelo, que incluye actividades para escuelas de zonas rurales y centros formativos para personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social: «La Jove Capella Reial de Catalunya ha estado dos días ensayando en Riner, y lo hemos aprovechado para invitar a diferentes escuelas de la zona, que han asistido a algunos ensayos, han visitado el santuario y han conocido las viñas que se están recuperando alrededor», explica Barcons.
Los conciertos de este fin de semana tienen escenarios como la Universidad de Cervera, una verdadera joya del Barroco civil europeo, y pese a ello aún no se ha hecho un sitio en el imaginario colectivo catalán. Lo mismo sucede con muchas otras poblaciones cercanas. «En este territorio hay muchos municipios que oscilan entre los 100 y los 300 habitantes, pero en ellos se puede ver más barroco que en el resto de Cataluña», afirma el director artístico del certamen, Josep Barcons. Se trata de un patrimonio que «no desapareció en ninguna de las guerras en las guerras de los últimos siglos, posiblemente porque este era un territorio carlino, y además no era tan accesible como ahora».
El presupuesto del festival es de 110.000 euros para dieciséis conciertos en quince localidades diferentes. Una cifra alejada de las que se manejan en la capital catalana o en los grandes festivales veraniegos de la Costa Brava, y aún así «logramos ofrecer un nivel que en muchos casos es equivalente», asegura el director.