CRÍTICA DE TEATRO

Lolita y el arte de la «morcilla»

«Prefiero que seamos amigos», en el Teatro Goya hasta el 7 de enero, está promocionada con el lacito de «comedia francesa»

Un momento de la obra ABC

SERGI DORIA

La «morcilla» tiene una larga tradición en el teatro popular. Cómicos como Josep Santpere y su hija Mary, Paco Martínez Soria, el Pepe Rubio de «Enseñar a un sinvergüenza», Arturo Fernández , Paco Morán y Joan Pera, por citar algunos nombres familiares, la han cultivado con mayor o menor fortuna u oportunismo.

Desconocemos el texto original de «Prefiero que seamos amigos», pero esta versión española que firman Tamzin Townsend y Chema Rodríguez Calderón es un saco de morcillas que Lolita Flores va distribuyendo a lo largo de la hora y cuarenta minutos que dura esta anécdota alargada como un chiclé y promocionada con el lacito de «comedia francesa».

La anécdota: Claudia (Lolita) lleva cinco años loquita por Valentín (Luis Mottola) y decide tirarle descaradamente los tejos para que entienda que más que amiga pretende ser el amor de su vida. La mujer saca la pierna, hace contorsiones, se desborda en sofocos... El chico no se da por aludido y cuando se da le dice lo de «prefiero que seamos amigos» para añadir que, además de ser bisexual ejerce de «toy boy» –de gigoló, vamos–, ante el estupor de la pobre Claudia. Después de esta sinopsis, «fuese y no hubo nada». Comienza la producción de morcillas al por mayor: Lolita nos recuerda que canta mientras que el argentino Mottola cultiva la peor tesitura del habla porteña: su tono tembloroso y quejica, a fuerza de reiterativo, acaba perdiendo efectividad cómica hasta quedar reducido a sonsonete.

Las «morcillas» estarían justificadas si tuvieran gracia; pero hacer chistes como el referido al nombre de Augusto: «Que augusto me he quedado»; recurrir constantemente a bromitas sobre el deseo sexual femenino; o al enfermo que dice haberse ligado a las enfermeras hace de otros autores de teatro comercial como Santiago Moncada, Alfonso Paso, o Juanjo Alonso Millán unos genuinos representantes de la alta comedia.

La directora Tamzin Townsend, a quien recordamos por aquel excelente «Un dios salvaje» en este teatro Goya, parece haber dejado la obra a expensas de la popularidad de Lolita; con lo bien que encarnó a la Colometa de «La plaza del Diamante», los excesos «morcilleros» no le ayudan mucho. Eso sí, el público la aplaude y la quiere.

Autor: Laurent Ruquier. Versión: Tamzin Townsend y Chema Rodríguez-Calderón. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Intérpretes: Lolita Flores, Luis Mottola. Teatre Goya, 30-11-17.

Lolita y el arte de la «morcilla»

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