José Sanchis Sinisterra: «Quiero movilizar a la gente ante las injusticias»
El director vuelve a la Sala Beckett con el estreno de su última obra, que ha sido un revuelo
El regreso del maestro. La vuelta de José Sanchis Sinisterra a la Sala Beckett con el estreno de su obra «El lugar donde rezan las putas» ha sido un gran revuelo. Él fue el impulsor de esta sala alternativa que fundó en 1989 y donde se han formado tantísimos actores y autores. «Ya había regresado otras veces a la Beckett pero sólo para impartir talleres. Resulta que venir con mi último texto y mi último montaje ha sido muy emocionante para todos . Si comparamos nuestra pequeña sala de Gracia con este nuevo teatro no hay palabras, el nuevo espacio parece un centro dramático. El estreno de ayer fue algo especial porque el equipo de Toni Casares se ocupó de convocar a aquellos que fueron mis alumnos y que ahora son profesores».
«El lugar donde rezan las putas» se estrenó en Madrid donde hace unos años abrió La Corsetería, sede de su nuevo Teatro Fronterizo. «La Sala Beckett es la primera y la única gira que hacemos . Los dos actores, Paula Iwasaki y Guillermo Serrano, tienen sus compromisos y nuestro teatro tiene un equipo humano mínimo sin capacidad para gestionar giras. Aunque quiero que vaya a América Latina».
Teatro dentro del teatro. «Los protagonistas son dos jóvenes actores que ensayan en un viejo almacén una obra protagonizada por personajes arrasados por la historia . No tienen claro si interpretar a la filósofa Hipatía de Alejandría o a Artur y Lise London que representan la utopía del comunismo».
El autor de «¡Ay Carmela!» propone teatro en tiempo de rabia. «Quizás lo de teatro de rabia suene a eslogan publicitario pero lo que quiero es movilizar a la gente. Estamos viviendo tiempos convulsos y debemos mostrar la indignación ante las injusticias que nos rodean. No podemos quedarnos quietos ante el poder del sistema capitalista que está devastando el planeta».
Dos jóvenes actores. «Sí, muy jóvenes. La escribí para ellos. Les conocí porque pusieron en pie mi obra “¡Ay Carmela!” como trabajo de final de curso de la Escuela de Teatro y después la representaron en las ruinas de Belchite, justo donde yo la imaginé. Me quedé prendado y les dije que escribiría algo para ellos ».
Antes de despedirnos del maestro, que conserva casa en Sant Cugat, no podemos dejar de felcitarle por el Premio Max de Honor 2018. «Es un honor pero me inquieta un poco porque de una forma elegante me están diciendo que ya has cumplido y que te puedes retirar al exilio. Pero voy a ser positivo y concentrarme en que el comité del premio valora mi trabajo como dramaturgo y como docente. Voy a prepararme un discurso a la altura».