Jaume Collboni - Tribuna abierta
Barcelona no es moneda de cambio
Barcelona lo va a superar, con toda seguridad. Lo hizo tras los atentados que sufrimos hace poco más de dos años y lo volveremos a hacer
Barcelona ha vivido unos meses convulsos. En verano, unos repuntes en materia de inseguridad generaron una percepción ciudadana muy crítica y, aunque hubo indudablemente un exceso de celo mediático, lo cierto es que algunos datos eran preocupantes. Recientemente, hemos vivido conflictos derivados de la ocupación del espacio público, en algún caso con protestas violentas, derivadas de la respuesta de una parte de la sociedad catalana a la sentencia del 1-O.
Los efectos de esta sucesión de acontecimientos impactan sobre la ciudad: sobre la vida ciudadana, sobre la movilidad de los vecinos, sobre la imagen de la ciudad y su proyección internacional; y, en último lugar, y no por ello de menor importancia, sobre su actividad comercial y económica.
Por todo ello, el Ayuntamiento ha priorizado todas las acciones necesarias para paliar los efectos de una realidad que le es adversa combatiendo de manera efectiva la venta ambulante de productos ilegales, instando a la Generalitat para que se garantice el derecho ciudadano a la libre circulación en calles y carreteras, y también colaborando con los sectores económicos más afectados por los altercados para realizar campañas de promoción comercial o ampliando la iluminación navideña en plaza Urquinaona, Vía Layetana o plaza Universidad, entre otras acciones.
Barcelona lo va a superar, con toda seguridad. Lo hizo tras los atentados que sufrimos hace poco más de dos años y lo volveremos a hacer. Sin embargo, todos sabemos que algunos de los conflictos que vivimos seguirán abiertos en el futuro inmediato y nos corresponde a los ciudadanos decidir cuál es el papel de Barcelona en esta coyuntura.
No es una opción para Barcelona ser moneda de cambio de un conflicto entre Cataluña y España que, con toda seguridad, no podrá resolverse fuera del marco de la Constitución y de las opciones que la ley contempla para modificarla. Somos la capital de Cataluña y su principal foco mediático, pero también somos su motor económico y la muestra más evidente de su diversidad social e ideológica. Lo que está en juego es seguir siendo una poderosa capital del Mediterráneo o una agradable y temática capital de provincias.
Jaume Collboni es líder del PSC en Barcelona y Primer Teniente de Alcalde de la ciudad