Herminia Luque: «Isabel II ha sido muy maltratada por la literatura»

La escritora granadina gana el III premio de Narrativas Históricas con su novela «La reina del exilio»

Herminia Luque y José Manuel Aparicio pasan tras hacerse público el veredicto del galardón Efe

Sergi Doria

Ni farsa ni licencia de la reina castiza. En «La reina del exilio», novela ganadora del III premio de Narrativas Históricas de Edhasa, Herminia Luque (Granada, 1964) aporta una mirada renovada sobre Isabel II: la Reina Niña que lo fue pese a la Ley Sálica -abolida in articulo mortis en 1833- y la Reina Destronada que Prim, Serrano y Topete enviaron al exilio en 1868.

«Isabel II ha sido muy maltratada por la literatura y los esperpentos valleinclanescos. Su fracaso como reina fue también el fracaso del régimen liberal en España y el triunfo de la misoginia. La doble moral se cebó en su nefasto matrimonio con Francisco de Asís, conocido en los mentideros como Paquito Natillas», explica.

Santiago Posteguillo, Sergio Vila-Sanjuán Jacinto Antón, Carlos García Gual, Mari Pau Domínguez, Daniel Fernández y Penélope Acero destacaron la mirada «insólita y crepuscular» de la escritora ganadora y su «mirada crítica a los contrapuestos ambientes de la sociedad de la época».

En el París de 1882, Isabel II vivió recluida en un microclima cortesano. Amiga de otra destronada, Eugenia de Montijo, no participaba de la vida parisina: «Isabel vivía, pensaba y cenaba en español. Fue castiza hasta el final de sus días y una devota del cocido madrileño y el arroz con bacalao», subraya Luque.

Por esa corte pasará Julio Uceda, un emisario de Sagasta que hace llegar a la reina documentos comprometidos como las sátiras pornográficas de los hermanos Bécquer. Entre Uceda y la dama de compañía de la reina nacerá una pasión amorosa…

La calidad de los 143 originales que concurrieron al premio obligó al jurado a incluir finalista: «Bellum Cantabricum» del bilbaíno José Manuel Aparicio.

Ambientada en el año 26 antes de Cristo, la novela recrea la resistencia de cántabros y astures a la conquista de Hispania por el emperador Augusto. Fugitivo de la destruida ciudad de Bérgida, el mercenario Sekeios es apresado y obligado a arrodillarse ante el caudillo Corocotta, héroe legendario del acervo popular cántabro.

Aficionado a las películas de romanos desde que el «Yo Claudio» de Robert Graves, Aparicio quiere transmitir la épica de una guerra que marcó la cultura, la toponimia y la geografía peninsulares.

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